Cuando se acerca el final de septiembre el cine adquiere en Sueca una tonalidad muy particular. Es entonces cuando se organiza el festival Cine Internacional de Merda, todo un referente en el panorama de las series B, trash, gore y otros formatos audiovisuales independientes. En su sexta edición, el festival propone una programación variada que incluye 108 audiovisuales, una veintena de largometrajes y más de ochenta cortometrajes.

Del viernes 22 al sábado 30 de septiembre, a partir de las 18 horas, habrá proyecciones en el Centro Municipal Bernat i Baldoví de Sueca. Así, el lunes 24 no habrá programación y el público podrá aprovechar para descansar y recuperar fuerzas. El festival de este año contará con dos fines de semana con sesiones «golfas» a las 23 y a las 00:30 horas.

El concurso ha hecho crecer su presupuesto y ha ido ganando popularidad año tras año. Es, junto al Horrorvision de Barcelona, el B Retina de Cornellà y el Fangofest de Amposta, uno de los festivales más importantes de su especialidad y uno de los más potentes de todo el territorio valenciano por la cantidad, que no calidad, de su programación.

Prácticamente todo vale en el festival suecano. Desde la serie b, el trash, el gore, el amateur, el underground y en general las películas con más ilusión y humor que medios técnicos. El certamen refuerza su vocación internacional proyectando films de más de veinte nacionalidades y provenientes de todos los continentes.

Cuenta con gran número de estrenos en el Estado español y una docena de estrenos absolutos en Europa. De las personalidades que han confirmado su asistencia destaca el coreano Kim Chan ki, primer invitado asiático que recibe el festival. También se dejarán caer los miembros de Producciones de Marjal; los de Aloe Producciones; el cineasta británico Adam Baird;el artista y realizador Juan Bodí; el director del Paura Festival Internacional de Terror, escritor, crítico y realizador de cine, Joaquim Vallet; y el mítico Jorge Jarel Sanjurjo, referencia absoluta de la underground bilbaína.

Las proyecciones suelen ser una fiesta en sí mismas. El público interacciona con las películas gritando o aplaudiendo, normalmente coincidiendo con las salpicaduras de sangre o las amputaciones de miembros.