El sector arrocero está harto. Cansado de verse, un año más, en el punto de mira. Se siente atacado cada vez que se acerca la época de la siembra y posterior recogida del cereal. Sin ir más lejos, Levante-EMV informó ayer sobre las intenciones de la Confederación de Asociaciones Vecinales y de Consumidores de la Comunitat Valenciana (Cave-Cova) de recurrir a los tribunales si se procede a la quema de la paja del arroz. Una afirmación que se ha tomado como una amenaza entre los labradores. El secretario general de AVA-Asaja, Juan Salvador Torres, se mostró ayer contundente: «Estamos hartos y aburridos de llevarnos siempre todas las bofetadas, y de las amenazas con acudir a la Justicia. Habrá contestación por nuestra parte, la tractorada está servida y si hace falta llevaremos a València más de 400 tractores cargados de paja. En esto vamos todos de la mano: sindicatos agrarios, comunidades de regantes y agricultores».

Para el sector no supone una novedad verse en un panorama semejante. «Todos los años tenemos problemas», aseguró Torres, que añadió: «Si quemamos la paja, porque la quemamos; si se tritura y la enterramos, porque se tritura y la enterramos. Siempre se nos ha dicho que lo primero era lo mejor, porque es preferible emitir CO2 que metano. Además, se evitan las fisiopatías en el arroz que tanto afectan al sector, recordemos el akiochi o la anoxia».

Tanto Torres como el presidente de la comunidad de regantes de Sueca, José Pascual Fortea, coincidieron en que quemar la paja es la única vía posible, pero que el sector agrícola espera con los brazos abiertos una alternativa mejor. «Mientras no haya alternativas, tenemos que recurrir al fuego. Vamos a quemar la paja porque no hacerlo supondría un problema que afectaría a nuestro medio de vida. La gente debe entender que, de no hacerlo, puede haber un desastre», afirmó Fortea. Por su parte, Torres recordó que los sindicatos agrarios están siempre pendientes de cualquier proyecto que intente solventar el problema. «Todos nos apuntamos a soluciones mejores, pero de momento no las tenemos», apostilló.

Reducción de la anoxia

Ambos también sostienen que la intención de los agricultores es realizar las quemas de la paja del arroz de la manera «más rigurosa posible». «Somos conscientes de que hay que ordenar muy bien la quema, marcar un calendario concreto de días, horas y lugares, tener en cuenta las condiciones climatológicas y, además, contar con un sistema de control estricto para que nadie pase por alto estas condiciones. La idea es que las molestias que se generen sean mínimas», explicó el secretario general de AVA.

«Los agricultores siempre hemos quemado la paja del arroz respetando el medio ambiente, porque es lo que nos da de comer, tenemos que vivir del campo. De hecho, gracias a poder quemar los rastrojos el año pasado en este se ha notado una clara mejoría en lo que a la anoxia se refiere», aseguró Fortea. La anoxia de la planta se produce como consecuencia de la falta de oxígeno, cuando la tierra se satura de materia orgánica. Este proceso termina siempre con la asfixia de la raíz.