Todos sabemos cómo se elige, por ejemplo, la fallera mayor de València. ¿Cómo es el relato de los hechos de una «Regina»?
Pues recibiendo una llamada en el mes de septiembre, asegurando que los miembros de la directiva habían pensado en mi. Y como ni lo esperaba ni me lo imaginaba, fue una emoción indescriptible.
Pero usted no saldría por generación espontánea. ¿Quien movió su candidatura?
Entiendo que a través de Alfredo Esteve. Sabe que me siento muy valenciana, muy amante de las tradiciones, de la ciudad en sí misma... No soy miembro de Lo Rat Penat, pero sé que la «Regina» no se elige necesariamente de esta sociedad. Lo importante es sentirlo y eso puedo asegurar que lo siento.
¿Cuál es su vinculación con las fiestas y tradiciones?
Desde muy niña fui fallera de la comisión de Santa Bárbara, de Benifaió, donde fui también «Reina de la Simpatía». Ahora mi hija Valeria es fallera de allí y de Conde Salvatierra. Mis hijos han desfilado conmigo y con mi marido desde que iban en carrito.
¿Le han explicado ya las exigencias del cargo?
Ya tengo la agenda oficial, que tiene más de treinta actos a lo largo del año. Y si a eso le añadimos las invitaciones a actividades no oficiales, parece claro que es un cargo con mucha exigencia.
¿Se puede compaginar con una actividad empresarial como la suya?
Es un año para disfrutar de todas las vivencias. Trabajo en un equipo de cerca de cien personas, pero precisamente porque es un equipo podré desempeñar el cargo sin problemas. Y en lo personal me voy a apoyar mucho en mi marido.
¿Cuántos trajes piensa hacerse para la ocasión?
Tengo los de fallas, que incluso mi hija ha utilizado alguno. Pero seguro que me haré dos. Uno para los Jocs Florals que después, con corpiño de manga larga, utilizaré en la Ofrenda de Fallas. Y otro que, seguramente, será para San Vicente y otros actos parecidos.
¿Quén será su corte de damas del amor?
Mi hermana María José y algunas de mis mejores amigas. Gente afín que quieran vivir una experiencia única.
