Las últimas modificaciones legales de navegación han intentado proteger el patrimonio submarino en contra, por ejemplo, de las llamadas empresas cazatesoros, que ya no pueden acogerse a la Ley de Salvamento Marítimo como hacían hace unos años. Se superaron también las contradicciones internacionales existentes por la vigencia en España del Título III del Código de Comercio de 1885. La nueva ley supuso una importante transformación.