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Solo un 15 % de la población tiene estudios universitarios en la comarca

Un diagnóstico socioeconómico alerta de la «baja formación» de los trabajadores en la Ribera

Un momento de la inauguración de las jornadas celebradas ayer en Llaurí. vicent m. pastor

La formación se ha convertido en un requisito indispensable para la búsqueda de trabajo. Hoy, terminar la educación Secundaria no es suficiente garantía para que los jóvenes de un país logren mejores resultados en un mercado laboral que empieza a abrir los ojos tras el duro golpe de la crisis económica. El sinónimo de éxito va muchas veces ligado al de una previa adquisición de conocimientos.

Las series estadísticas muestran que a mayor formación hay menos paro. Pero las diferencias de los parados según su nivel académico se han disparado a medida que avanzaba el declive económico. Los expertos aseguran que hay demasiadas personas con formación baja, faltan con formación media profesional y, en cambio, hay demasiadas que eligen la vía del Bachillerato.

Ésta es una de las conclusiones del diagnóstico socioeconómico presentado ayer en Llaurí por el Consorcio, el Servef y el Pacte Territorial per a l'Ocupació en la Ribera (PATER), en colaboración con la consultoría SG2, con motivo de la II Jornada Participativa. Precisamente, el socio cofundador del ente asesor, David Solves, fue quien expuso el problema que afecta a la comarca en cuanto al nivel formativo.

En la Ribera, predomina la población con estudios de segundo grado, siendo superior al de la media de la Comunitat Valenciana con cerca del 60 %, sin embargo, para estudios superiores de tercer grado (universitarios), la estadística es muy inferior al de la media autonómica, con solo un 15 % por el 25 % que hay en la región. Además, existe un mayor número de mujeres que hombres en este aspecto. «Es necesario adaptar las necesidades de las empresas a la oferta formativa, a través de la creación de un Observatorio Comarcal donde se pudieran identificar las necesidades empresariales en materia de capital humano», aseguró Solves.

Lo más llamativo de este dato es que la franja de edad de la gran mayoría de personas que viven en la comarca se sitúa entre los 30 y 59 años. Tras un proceso de reducción del número de habitantes ocurrido entre los 2007 y 2011 en la Ribera, los últimos años muestran una tendencia al crecimiento. No obstante, a pesar de estos datos, existen municipios donde el total se ha reducido en los últimos años, y son aquellos cuya actividad económica principal es la agricultura. La estructura piramidal de la Ribera se caracteriza por predominar los hombres entre la población de 30 a 59 años, y a partir de los 60 años existe una mayor proporción de mujeres, debido a que poseen una mayor esperanza de vida.

«El principal problema radica en que esta comarca es una zona eminentemente agrícola y, debido a ello, esa tradición se ha ido alargando durante muchas generaciones», asegura Sergi Machí, gerente de la Mancomunitat de la Ribera. En la misma línea habló Gema March, Agente de Empleo y Desarrollo Local de la Mancomunitat. «Estos datos van ligados al sistema productivo predominante. La agricultura ha jugado un papel determinante en el desarrollo de la comarca y es un poco el sector que ha provocado que muchas familias vivan del campo y no hayan optado por cursas estudios universitarios».

Panel de expertos

La II Jornada de Participación perseguía obtener un mejor conocimiento de la situación actual de la comarca, posibilitar el diseño y aplicación de la políticas de empleo y establecer las líneas de actuación y estrategias a seguir por los agentes socioeconómicos para mejorar la empleabilidad, la inserción laboral, el emprendimiento, la formación y la innovación. En la primera edición celebrada en julio se ofrecieron distintas soluciones para combatir este «socavón educativo» como la creación de un Consell Comarcal de Formación de presencia plural, trabajar con la difusión de la información, crear programas sobre la cultura empresarial y la economía social o detectar nuevos nichos de ocupación en relación a las necesidades sociales y sectores con perspectivas de futuro.

Ayer, en el edificio multiusos de Llaurí también se libraron algunas de las claves más importantes para hacer frente a la escasa formación universitaria. Los participantes, procedentes todos ellos del ámbito de la administración local, las entidades locales y asociaciones empresariales, constituyeron cinco grupos de trabajo para profundizar en los objetivos y actuaciones a desarrollar en los ámbitos de la Agricultura, Comercio y Servicios, Industria y Turismo. Casi todos coincidieron en una premisa básica: aumentar el fomento del aprendizaje como base principal para avanzar hacia una economía más «saludable».

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