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El 70 % de los incendios declarados en la comarca en verano son provocados

Medio Ambiente contabiliza 33 fuegos entre julio y septiembre, pero ninguno de grandes dimensiones

Zona calcinada en septiembre por el incendio declarado en Rafelguaraf. vicent m. pastor

Más del 70 % de los incendios registrados este verano en la Ribera fueron intencionados. La superficie calcinada entre los meses de julio, agosto y septiembre apenas alcanza las 40 hectáreas, un cifra mucho más reducida que la del año anterior (2.244). Cabe recordar que el mayor fuego de este año fue el declarado en Rafelguaraf a finales de septiembre, que calcinó 28,5 hectáreas (un 74 % del total de superficie quemada).

La Conselleria de Medio Ambiente contabiliza en los meses de julio, agosto y septiembre treinta y tres incendios en la Ribera, de los cuales 24 fueron intencionados (72,7 %). Tres se produjeron debido a una negligencia y otros tantos se iniciaron como consecuencia de un rayo. Según los informes, se desconoce el origen de uno de ellos y los dos restantes se produjeron por otros motivos que no se especifican.

Con todo, ha sido un verano que podría calificarse de «tranquilo» en lo que a incendios se refiere. La superficie arrasada por los 33 fuegos de este año apenas alcanza las 40 hectáreas, concretamente 38,5. Se trata de una cifra que queda muy lejos de las 2.244 hectáreas de 2016, año en el que ardió la mayor parte de la masa forestal de Carcaixent y el incendio de Bolbaite afectó a los términos municipales de Sumacàrcer, Cotes y Sellent. Cabe recordar, además, que sólo el incendio de Carcaixent supuso casi la mitad de la superficie quemada en diecisiete años.

La mayor parte de los incendios de este verano, por tanto, quemaron una superficie minúscula, gracias la rápida intervención de los servicios de emergencia. Tras el de Rafelguaraf, el mayor foco fue el registrado en Cullera el día 27 de julio, que quemó cuatro hectáreas. Las dos hectáreas calcinadas en Cullera el día 18 de agosto y las 1,3 de la Pobla Llarga quemadas el 30 de julio completan la lista de los incendios más grandes. El resto representa cantidades menores. De hecho, esa es una de las tónicas habituales: muchos focos, pero cuyo avance se detiene antes de que se expanda. Por ejemplo, en el año 2014 se detectaron 86 incendios (la cifra anual más alta de incendios en los últimos quince años), pero se quemó una superficie incluso menor a la de este año con unas 33 hectáreas.

Según el informe de la conselleria de Medio Ambiente, los 33 incendios se registraron en trece localidades diferentes: Alberic, Algemesí, Beneixida, Carlet, Corbera, Cullera, Guadassuar, l´Alcúdia, la Pobla Llarga, Llaurí, Montroi, Rafelguaraf y Turís. Carlet es el municipio que más focos contabilizó este verano con once en total. No obstante, la superficie que calcinaron todos ellos fue de media hectárea.

Agosto fue el mes en el que se registraron más incendios, con un total de quince, casi la mitad. En julio se contabilizaron trece y, curiosamente, sólo se registraron cinco, siendo uno de ellos el de Rafelguaraf y, por tanto, el que quemó una mayor superficie. De ese modo, los fuegos calcinaron seis hectáreas en julio, 3,9 en agosto y 28,58 en septiembre.

300 en un lustro

Pese a que el balance de este año podría considerarse positivo debido a que no se han producido grandes incendios ni se han tenido que lamentar daños personales, hay que subrayar que desde el inicio del siglo XXI hasta la fecha se han quemado en la comarca más de 4.800 hectáreas. Cerca de dos mil ardieron el pasado año y otras tantas lo hicieron en 2010, por lo que la mayor parte de esa superficie corresponde a la década actual. Además, el número de incendios contabilizados en el último lustro es de unos 300.

Son varios los expertos sobre la materia que señalan los incendios como un elemento más de la naturaleza, de hecho, existen plantas que han incorporado, a lo largo de mucho tiempo, mecanismos de supervivencia para perpetuar la especie incluso después de la destructiva acción del fuego. Pasados unos meses y con un buen episodio de lluvias, los brotes verdes emergen de nuevo en las zonas calcinadas. No obstante, dada la pérdida medioambiental que supone, las administraciones de todos los niveles siempre han mostrado su preocupación ante el elevado número de incendios que tienen como origen la acción premeditada del ser humano.

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