Ricard Capellino cuenta con una importante trayectoria avalada por galardones y medallas de finalista en certámenes tanto nacionales como internacionales. El suecano inició sus estudios musicales en su ciudad y desde 1999 pertenece al cuerpo de profesores de Música y AAEE y ejerce su faceta pedagógica en varios conservatorios profesionales. Ha sido invitado a impartir clases magistrales y conferencias en prestigiosos centros del extranjero.

Usted es un amante de la música desde joven. ¿Qué significa este nuevo paso en su carrera?

Supongo que todo esto es una consecuencia de mis pasos anteriores y de cierto bagaje acumulado. Aunque ya he desarrollado la gestión musical en otras etapas, a través de academias y encuentros internacionales de música, me da un poco de respeto la gestión de la Mostra. Pero al mismo tiempo me genera un reto que me despierta interés y del que espero estar a la altura. En todo caso, me lo tomo como un nuevo aprendizaje y, aunque no sé lo que podrá significar en el futuro, de momento lo que sí me produce es un agradecimiento por la confianza y reconocimiento hacia mi trabajo realizado hasta hoy.

Era candidato en casi todas las quinielas desde que se habló de suceder a Voro García ¿Llegó a quitarle el sueño?

Lo que declinó la balanza para delegar en mí la dirección de la misma fue, supongo, que conozco la Mostra y toda su evolución, mi conocimiento en mayor o menor medida de la situación y la interpretación de la música contemporánea y mi pasión por todo lo que este tipo de música comporta. El tiempo dirá si han acertado en la decisión de delegar en mi persona, espero no defraudar.

¿Qué cambios va a suponer este relevo al frente de un festival tan especializado como es la Mostra Sonora de Sueca?

Cambios significativos, pocos. Soy de los que piensa que si algo marcha bien, no lo toques, y lo que puede funcionar mejor, pues revísalo y adáptalo para intentar mejorarlo. La gestión realizada los años anteriores fue muy buena. Yo trataré de adoptar los aciertos sumando aportaciones que creo puedan mejorarla. Como novedad plantearemos una nueva coordinación de los conciertos y actividades, así como una distribución de los días previstos de la misma. Resumiendo, el cambio más significativo será en la estructura, el contenido seguirá básicamente siendo el mismo.

Indagar en los nuevos espacios musicales ha sido el éxito de la Mostra para llegar a su 14.ª edición. ¿Seguirá siendo la línea a seguir?

Creo que no sólo se debe a los espacios musicales. Aunque es verdad que lugares tan emblemáticos como l'Espai Fuster han sido un referente desde los inicios y que los últimos años la ampliación a otros espacios como el CM Bernat i Baldoví o el Casal Jove, entre otros, ayudaron en este proceso de consolidación y sobre todo de imagen, me gustaría remarcar que el éxito real de la Mostra lo genera el público. Además del público entendido que llega desde todas partes del país, en Sueca vivimos en un permanente estado de inquietud cultural, que se cultiva desde diferentes ámbitos no sólo musicales sino también pictóricos, teatrales, literarios, etc. Sólo hay que ver la agenda anual de actividad cultural de la localidad para entenderlo. Ahí es donde está, a mi parecer, la clave. Debemos esforzarnos en seguir alimentando este público en el cual reside el éxito de nuestro esfuerzo.

Tres ejes fundamentales de este cambio.

Lo primero es que para hacer crecer la expectación de los conciertos, se ha de apostar por intérpretes de gran calidad en el mundo de la música contemporánea. Además de la expectación previa que genera, cuando el grupo o intérprete que está en escena es de gran nivel sin duda alguna aviva en el público un deseo de seguir participando en las siguientes propuestas. Esto ha de ser prioritario. Respecto al apoyo de jóvenes creadores, en mi opinión, es una parte necesaria, a la vez que delicada, de este tipo de festivales. La Mostra necesita obligatoriamente programar a compositores, intérpretes y programas consolidados y solventes como lo que se ha venido haciendo en las anteriores ediciones. Cada año son invitados compositores de gran relevancia sobre los que versa de forma general la música de la misma. Pero también necesita mostrar las nuevas propuestas de lo que están haciendo los jóvenes compositores que en algunos casos, y con la perspectiva del tiempo, pueden dar valor y razón de ser al festival. Ellos son el futuro de la creación y hay que potenciar sus ideas en la medida de nuestras posibilidades.

Pero sus objetivos no se limitan a ellos y también piensa en otra parte importante de la sociedad.

Por último, además de cuidar la parte pedagógica en escuelas y jóvenes, debemos prestar atención a parte del público que se acerca a los conciertos, los cuales no son expertos ni entendidos en música contemporánea. Siempre he pensado que hay que hacerles más participes de lo que se va a experimentar allí y tal vez la forma más directa es la de establecer diálogos entre compositores, intérpretes y público de forma que no sólo obtengan una experiencia musical concreta, sino también de cierta aproximación o inclusión hacia lo que mueve este tipo de propuestas e inquietudes musicales. En algunos casos no será compartida o valorada, pero en otros muchos se agradecerá esta especie de cercanía con los artistas. Estoy convencido de ello.