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Un enigma explosivo y con punto de mira

Tropas republicanas o de las Brigadas Internacionales podrían haber ocultado el arsenal

Un enigma explosivo y con punto de mira

La Guerra Civil y la posterior dictadura franquista suponen el peor episodio vivido por España en las últimas décadas. Sobre aquella época se ha escrito largo y tendido pero, todavía a día de hoy, existen ciertas incógnitas. Tanto es así que algunos expertos y docentes no dudan a la hora de referirse a ella como una «historia silenciada». Una muestra de ello es el reciente hallazgo en Villanueva de Castellón de cincuenta granadas de mano, dos mosquetones, una ametralladora y más de setecientos cartuchos metálicos. Un pequeño arsenal escondido, durante más de setenta años, en una falsa pared de una céntrica vivienda. Los estudiosos de la localidad reconocen que sería imposible saber a quién pertenecía el armamento, aunque existen diversos relatos que podrían acercarse a la realidad de lo sucedido.

Hay hechos que se pueden constatar a través de varios estudios realizados por el investigador Àlvar Sentandreu Bo. Otros se basan en la memoria de los más antiguos del lugar. El hallazgo armamentístico tuvo lugar en la plaça de l'Esglèsia. Antes del golpe de estado fascista y el estallido de la Guerra Civil, el inmueble estaba ocupado por el Círculo Católico Obrero y el casino de Les Esquerres. Se trataba de dos centros neurálgicos de actividad social, cultural y política. El primero fue incautado tras iniciarse el conflicto bélico y una vez acabado se convertiría en otro casino: la Colombófila. También es cierto que la localidad albergó el Hospital del Instituto de Carabineros de Villanueva de Castellón, que fue una referencia de vanguardia médica en la retaguardia republicana, pese a que la localidad no albergó combate alguno. En él se atendió a numerosos vecinos (incluyendo niños y niñas) afectados por los bombardeos de la aviación en localidades como Alzira, Carcaixent, la Pobla Llarga, Manuel o Xàtiva. Durante aquellos ataques, se refugiaron en la localidad tropas republicanas que huían de los ataques aéreos. También está documentada la presencia de miembros de las Brigadas Internacionales que se alojaron en la sede de la sociedad musical, algunos de ellos incluso se casaron y permanecieron en la localidad una vez disueltas. Se estima que, aquellos que después se marcharon, estuvieron en Villanueva de Castellón alrededor de año y medio.

Represión

Otros hechos fehacientes tienen que ver con la cuestión armamentística en sí. En plena guerra no es de extrañar la presencia de armas en la comarca y, menos todavía, si se tiene en cuenta que Alginet fabricaba las pistolas «Astra» y Alberic se encargaba de la munición y el conocido como «subfusil Naranjero». No obstante, el hallazgo consistió en dos mosquetones Mauser Oviedo 1906 y 1912 y la ametralladora ligera Chauchet (este último gozó de mala fama por la facilidad con la que se encasquillaba), que fueron armas que se utilizaron durante la Guerra Civil. Además de munición para estás y decenas de granadas de mano.

En el terreno de las hipótesis, los expertos consultados por este periódico no dudan a la hora de señalar que el hecho de ocultar las armas tiene que ver, con un alto grado de probabilidad, al propio final de la Guerra Civil, el inicio de la dictadura y la represión contra los demócratas que combatieron por la república. Por tanto, deshacerse de las armas supondría un paso lógico para evitar problemas con el régimen.

Algunos comentan que el lugar en el que se hallaron las armas era un punto de encuentro de milicianos. Otros apuntan que serían de los propios miembros de las Brigadas Internacionales. Los hay que nos descartan que se abandonaran por el camino con el avance de las tropas franquistas y la retirada del gobierno republicano desde València hacia el sur. Por tanto, a falta de que se pueda conocer más sobre las armas o se realice alguna investigación, sus dueños permanecerán en el anonimato.

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