Las pérdidas en el mundo agrario se daban por seguras de cara a este año y al 2018 por la pertinaz sequía que afecta a los cultivos. Al negativo impacto de la falta de agua y la escasez de reservas, que no garantizan la campaña de riego en condiciones normales, ahora se le han unido las fuertes heladas. Un nuevo castigo para una profesión, donde una penalidad se acumula sobre otra. En algunos puntos han batido récords y en el campo las duras condiciones del clima han arrasado con la producción de caqui y sus efectos se han dejado notar en algunos cítricos y hortalizas. El frío se ha hecho de rogar pero con el comienzo de diciembre ha llegado de golpe debido a la entrada de una masa de aire del Ártico. El brusco desplome de los termómetros ha supuesto grandes efectos negativos para el sector agrícola. De hecho, AVA-ASAJA alertó el jueves de que estos registros han dejado pérdidas por valor de 10.000.000 de euros en el cultivo del caqui. Según la organización, en algunas explotaciones el grado de afección es del 100 %, mientras que en otras zonas el nivel de los desperfectos es muy variable.
Según apuntó Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores, la meteorología adversa ha afectado entre 60 y 70.000 toneladas de caqui. «Hemos tenido varios días con temperaturas muy bajas y el campo se ha resentido. A nivel económico, los perjuicios pueden ser mucho más amplios y en cuanto a la producción, se va a situar por debajo de la estimación inicial que estaba prevista recolectar y comercializar. Lo positivo, dentro de todo el daño, es que hay muchos kilos almacenados para poder atender la demanda del mercado y además, la gran mayoría de las cosechas estaban protegidas por el seguro, de tal manera que los agricultores cuyas parcelas puedan haber sufrido los efectos del descenso térmico cobrarán el seguro. Lo que puede ocurrir ahora es que el precio de venta en el campo suba, aunque será un crecimiento muy ligero. El caqui helado no pasará al mercado para así poder evitar que el mercado disminuya su precio», aseguró Aguado.
Coincide en el diagnóstico el secretario comarcal de La Unió, José Carlos Martínez, que afirmó que la peor parte se la ha llevado el rojo brillante. «En la zona de la Ribera, el caqui ha sido el que más ha sufrido el frío, aunque para algunos labradores puede que haya sido hasta beneficioso porque en el campo se estaba pagando a 28 céntimos el kilo y ahora, los seguros abonarán entre 35 y 40 céntimos», explicó Martínez.
Los cítricos resisten
El sector agrícola contenía la respiración ante esta ola de frío por los posibles daños que pudiera causar a las naranjas y las hortalizas. Hay algunos campos en los que los signos del frío son evidentes aunque Cristóbal Aguado apunta a que apenas se notarán los daños en los cítricos. «La campaña de recogida de naranjas va por buen camino y se está trabajando a un buen ritmo, lo que ha permitido que el riesgo sea menor. Es cierto que algunas hojas se han quemado pero muchas otras se van a recuperar por la experiencia de la zona. En cuanto a las hortalizas, por la zona de Benifaió, que es donde más suelen cultivar, el radio afectado es muy pequeño», afirmó.
En la misma línea habló José Carlos Martínez, el cual confirmó que sí que puede haber algunos árboles deteriorados por las bajas temperaturas, aunque los índices son muy bajos. «Hay cítricos estropeados. Es evidente porque las heladas han llegado a todos los puntos. Aun así, todo está siguiendo los cánones establecidos y se están recolectando naranjas sin mayores problemas. En hortalizas, en mi caso particular, tengo un campo de alcachofas y el clima lo ha destruido todo. Todavía es pronto para analizar todos los posibles daños pero si esta línea continúa podría complicarse la situación», sentenció.
