Los peores años de la crisis económica han quedado atrás aunque todavía hay un considerable número de hogares con serias dificultades para llegar a final de mes. Los datos macroeconómicos, como pueda ser el paro, ponen de manifiesto una situación que se asemeja a la que se vivía hace una década. No obstante, hay un sector que todavía se encuentra lejos de revivir su época dorada. La construcción se convirtió en un pilar económico fundamental, junto a la agricultura y el turismo, pero, a finales de 2017, el gigante de ladrillo sigue en estado de letargo en la comarca.
Levante-EMV el presidente de la asociación de inmobiliarias de Cullera, Óscar Pellicer.
Según Pellicer, en la localidad costera todavía existe un stock de viviendas que están por vender que supera el millar de unidades. «En la actualidad hay muchos solares que son propiedad de los bancos o de sus sociedades patrimoniales, los cuales se quedaron por impagos. Falta que muchos de ellos se pongan en circulación, no hacerlo es algo que ha enfadado a buena parte del sector de los promotores y los constructores. Mientras se dan estas circunstancias, no hay todavía un despertar del sector, estamos todavía a ralentí. Falta que esa reactivación de las grandes ciudades se contagie a las más pequeñas», indicó.
Con todo, Pellicer señaló que existen algunos síntomas de mejoría en el sector: «La compra-venta de segunda vivienda despierta un poco, aunque todavía se encuentra en precios muy bajos. Una inmobiliaria puede ahora vender el doble que en la crisis, es cierto, pero si antes vendías cinco viviendas y ahora diez, todavía estás lejos de las cien que se podían llegar a vender en la época dorada. Otro dato significativo es que por aquel entonces en Cullera tenía unas ochenta inmobiliarias, mientras que ahora son unas veinte», aseguró Pellicer.
Alzira es un reflejo de lo que ocurre en Cullera. «El constructor comarcal no tiene posibilidades en Alzira», lamentó el presidente de la asociación de constructores, Andrés Roca. Al igual que ocurre en la localidad costera, todavía existe un stock de viviendas que están por vender. «En estos momentos, todavía se vende ese stock, también algunas viviendas de segunda mano, entre las que se incluyen incluso aquellas que son propiedad de los bancos aunque estén por estrenar», manifestó Roca.
No obstante, el presidente de los constructores reseñó que, en la actualidad, existe un pequeño nicho: «Es cierto que se está edificando, tenemos el caso del PAI de la Graella, donde se está haciendo alguna casa, pero hablamos de casas que valen mucho dinero, a partir de 500.000 euros. Se trata de productos de lujo, no de casos representativos para la población», incidió.
Ante tal panorama, Roca apuntó a que hay un futuro incierto pero a la vez es esperanzador: «No hay previsiones sobre nueva construcción, pero la situación ha cambiado mucho y de manera muy rápida. La gente vuelve a gastar dinero y poco a poco se animará a cambiar de casa. Nuestras estimaciones son de que las circunstancias actuales se prolongarán entre un año y dos», alegó. Roca también señaló que, en estos momentos, la única variante del sector de la construcción que se encuentra con un mayor rendimiento es la dedicada a las reformas. En ese sentido, cabe señalar la evolución sufrida por el número de parados en el sector de la construcción. La Ribera contabilizaba 1.143 demandantes de empleo en noviembre 2006, cuando el sector se encontraba en su máximo apogeo y aglutinaba incluso a trabajadores de otras profesiones o que abandonaban sus estudios, ante los elevados sueldos que se ofrecían.
Cuando la burbuja estalló, se perdieron una gran cantidad de puestos de trabajo y las listas del Servef aumentaron hasta los 5.458 desempleados en noviembre de 2009. La cifra se ha reducido hasta 1.361 parados el pasado mes, si bien es cierto que también afecta el desinterés que ha generado el sector en los últimos años.
