Uno los objetivos principales de los gobiernos municipales es reducir al máximo el número de parados. Pero no todos lo consiguen. Los especialistas en economía consideran que en el plano real no existe una tasa de desocupación que resulte igual a cero y por eso el pleno empleo se vincula a niveles muy bajos de desempleo. Concretamente, se habla de una tasa que no exceda el 3 % de la población activa. Almussafes se encuentra en cifras cada vez más cercanas a ese objetivo económico. La evolución de la localidad, que ha vivido una auténtica revolución industrial, la han convertido en un paraíso del trabajo.

A mediados del siglo pasado, Almussafes era un municipio eminentemente agrícola, una circunstancia compartida con el resto de la comarca. El campo era el motor de la economía de la Ribera. El punto de inflexión se da en la década de los setenta con la instalación de la multinacional Ford. «Almussafes pasó de ser una pequeña localidad de unos tres mil habitantes, centrada en la agricultura, a tener de golpe unos 10.000 trabajadores de toda la provincia en esa factoría. Desde entonces, a medida que se han hecho inversiones, la población ha crecido, aunque no de manera tan exponencial respecto al volumen de empleados que venían de fuera», precisa el alcalde, Toni González.

Durante varias décadas, Almussafes experimentó un crecimiento general, aunque el demográfico es uno de los más llamativos. En el año 1970, Almussafes contaba con 3.742 habitantes, una cifra que se situó en 5.090 una década más tarde, lo que supuso un crecimiento del 33 %. En 1990, eran 6.230 los habitantes empadronados, mientras que en 2002 la cifra alcanzó los 7.409, es decir, prácticamente se había doblado desde la llegada de la firma automovilística. El desarrollo de Almussafes ha estado, por tanto, ligado al de la Ford.

Fuertes inversiones

La industria que ha crecido alrededor de la factoría ha completado el despegue. Numerosas empresas ocupan en la actualidad el polígono Juan Carlos I y suponen miles de puestos de trabajo, no sólo para Almussafes, sino también para toda la comarca. «El crecimiento de Ford y de las empresas del área industrial se traduce inmediatamente en puestos de trabajo para los vecinos de Almussafes», admite González, que añade: «Ford ha invertido más de 2.000 millones en los últimos años, a día de hoy albergamos la mejor factoría que tiene la firma en Europa y seguirá siendo así durante un buen tiempo. Pero también tenemos que diversificar y desarrollar nuestra industria para atraer empresas innovadoras de otros sectores, porque eso también repercutirá en oportunidades laborales para los vecinos de nuestra localidad y de toda la comarca».

En esa línea se manifesta también otro gran conocedor del mundo laboral, Raül Roselló, secretario intercomarcal de UGT: «Es cierto que Almussafes tiene la gran suerte de contar con Ford, que se encuentra en un buen momento, pero además se ha trabajado en la línea de desarrollar políticas que reconozcan a Almussafes como una ciudad industrial». Roselló también destacó la importancia de la atracción de nuevas empresas para poder incrementar las posibilidades laborales: «En principio se tenía una empresa potente, pero no un tejido relacionado con el sector de la automoción. Los sindicatos siempre planteamos a los municipios que busquen alianzas con las empresas para fomentar el trabajo y eso ha dado muy buen resultado en Almussafes. Las empresas perciben a una localidad que quiere avanzar cada vez más a la hora da dar facilidades a la creación de industrias», subraya el sindicalista.

Potente estructura

No obstante, pese al crecimiento y la tasa del paro situada por debajo del 7 %, González no oculta su particular frustración: «Como alcalde y concejal de Empleo, cuando teníamos un 10 % de desempleo y algunos lo veían como una buena cifra, para mí suponía un problema, porque eso implicaba que centenares de vecinos lo pasaban mal. Aspiramos a tener controlada la tasa del paro y poder apostar por un empleo de calidad que no tenga tanta temporalidad; disponemos de una estructura potente para mantener ese paro a niveles bajos, pero una sola persona sin trabajo ya es un drama», opina el alcalde.

En ese sentido, destaca la bolsa de desempleo actual, cercana a las 400 personas, y las dificultades y desafíos que supone: «Hay una parte considerable de la población que no tiene acceso al polígono, bien porque no están formados o porque tienen unos estudios que no se adaptan a las necesidades de las empresas, y estamos obligados a buscar nuevas alternativas. Es ahí donde entran las políticas de empleo, somos un ayuntamiento privilegiado que, en base al número de habitantes, tiene un gran presupuesto, y debemos buscar soluciones mediante programas de empleo local o formativos para los jóvenes», sentencia González.c