La enigmática historia del criminal de guerra Vjeskoslav Maks Luburic, general croata asesinado hace cincuenta años en Carcaixent, se ha convertido en un manantial literario. El escritor argentino Robert Lapid prepara su cuarta novela y ha aprovechado unos días de vacaciones en Alicante para buscar información sobre las andanzas de ese militar nazi que cambió de identidad para buscar el anonimato bajo la protección de la Iglesia y la dictadura franquista en las apacibles calles de población ribereña de los años sesenta.

La historia de Luburic enmarcará las tramas de la aventura literaria de Lapid, quien visitó recientemente Carcaixent para reunirse con el alcalde, Paco Salom; el edil de Memoria Histórica y la responsable del Archivo Municipal. También recorrió la casa y la tumba de Luburic. Durante su recorrido reunió suficiente material para documentar la novela.

Roberto Lapid es un arquitecto y escritor argentino que cuenta con tres novelas publicadas ( Dizna. Mensaje desde el pasado, El enigma Weiss y Pasión imperfecta). Hoy prepara su cuarto libro, una novela histórica que aún no tiene título, aunque parte de la trama se centra en un personaje real que fue a parar a Carcaixent y que fue asesinado allí mismo en 1969.

El general croata Maks Luburic dirigió un campo de concentración yugoslavo durante la Segunda Guerra Mundial. «Le llamaban Maks el carnicero, formaba parte del ejército Utasha, aliado de los nazis. Luburic dirigió, siendo bastante joven, el campo de exterminio de Jasenovac. Allí liquidaba judios, gitanos, etc., de las maneras más brutales. Hasta los mismos nazis se espantaban. Competían para ver cuántos prisioneros eran capaces de degollar en minutos», enfatiza el escritor argentino.

La nueva novela del escritor argentino estará protagonizada por «un perdedor, un periodista valenciano que atraviesa un mal momento, que acude a Carcaixent a cubrir la noticia». En el relato también aparece el Mosad y judíos en campos nazis. «Es un asunto que me interesa porque mi familia, de origen judío, murió en campos nazis y creo que los libros deben entretener y divertir pero también enseñar. Lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial fue terrible y hay que estar alerta y cuidarse para que no vuelva a repetirse».