Un ciervo aparentemente joven apareció muerto en la madrugada de ayer en el parquing del Hospital de la Ribera tras precipitarse desde varios metros de altura y golpearse contra el suelo. Se trata de una especie impropia de esta zona y también de las sierras del entorno más próximo, más allá de la reserva existente en el paraje de la Casella, y las primeras hipótesis que se barajaron apuntaban que podía tratarse de un ejemplar que se hubiera escapado de este cercado municipal.

La Policía Local de Alzira alertó al departamento de Medio Ambiente, que rápidamente pudo confirmar que toda la valla perimetral del recinto de la Casella se encontraba en perfectas condiciones y que, en su interior, no faltaba ninguno de los seis ciervos que conforman este núcleo en la actualidad.

Fuentes consultadas señalaron que, aunque no es frecuente, no es la primera vez que se detecta la presencia de algún ciervo en las montañas de Alzira, aunque no se trata tanto de animales que viven silvestres como de ejemplares que alguien tenía en corrales a modo de mascotas y que se han acabado escapando. Al parecer, el antiguo gestor del monasterio de la Barraca d'Aigües Vives tuvo en su momento varios ciervos en un recinto anexo al antiguo cenobio -ya no los tenía cuando el establecimiento cerró hace más de dos años- y más recientemente también se habría detectado la presencia de venado en el barrio de l'Alquerieta, según ha podido saber Levante-EMV.

No ha trascendido el origen del ciervo que ayer apareció muerto en el aparcamiento del Hospital de la Ribera. Se trata de una hembra aparentemente joven que supuestamente se introdujo en el aparcamiento y, asustada, acabó precipitándose al vacío. El impactó contra el suelo resultó mortal.

El Ayuntamiento de Alzira dio instrucciones para que la empresa con la que tiene concertado el servicio retirara el animal para su posterior incineración.

Por lo que respecta a la reserva de la Casella, cuenta actualmente con seis ejemplares, y tras unos años difíciles, los técnicos esperan que se recupere la población. Cabe señalar que este cercado que se habilitó hace casi medio siglo ha llegado a contar con un máximo de catorce ejemplares y resulta una parada obligatoria para los senderistas que caminan por estas montañas.