Allí donde debería haber un techo liso con pulcros acabados se pueden encontrar grietas del tamaño de puños. El techo de la iglesia de Sant Vicent Màrtir de Guadassuar no hace honor a un edificio construido en el siglo XVI y que es uno de los principales atractivos arquitectónicos de la localidad ribereña. El inmueble religioso sufre desde hace años una particular «enfermedad» llamada abandono institucional. Mientras el ayuntamiento y el cura reivindican en múltiples ocasiones la necesidad de intervenir y restaurar las cubiertas, el Consell no ha incluido entre sus prioridades poner fin al deterioro que sufre la parroquia. Ni el actual gobierno autonómico ni los anteriores se han mostrado sensibles. Pese a ello, los representantes políticos y eclesiásticos locales insisten en la urgencia de realizar las obras ya que la situación, en estos momentos, supone «un peligro para los feligreses».