? Dada la falta de documentación oficial a la que acogerse, la única esperanza que queda a la familia de Guadassuar (como a tantas otras) es que tras ver su foto o conocer su historia, alguna mujer se plantee dudas sobre su pasado y decida hacerse las pruebas de ADN. Pepa Pastor ya se las realizó hace años para poder cotejarla en cualquier momento. Aquella niña perdida tendrá hoy casi cincuenta años pero puede poblar cualquier localidad española, ya que la dispersión fue absoluta. A través de grupos de Facebook se han creado numerosas comunidades de personas afectadas que buscan a sus parientes. La hermana María José fue reconocida en la Vall d'Alba por varias personas y se la vinculó a una mujer que había sido adoptada. Nunca han sabido nada más pero siempre queda la esperanza.