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Una macrabra coincidencia

El repentino fallecimiento del futbolista de la UD Alzira Nacho Barberá durante un partido en Ontinyent recuerda la muerte, hace justo un año, del también alcireño Ernesto Guerrero mientras jugaba con sus amigos al fútbol sala en Llaurí

El alcireño Ernesto Guerrero, fallecido en 2017. levante-emv

Los primeros días del mes de febrero son ya fatídicos para la historia de Alzira. La muerte repentina el día 3 de Nacho Barberá durante un partido de la UD Alzira en Ontinyent ha recordado la acaecida justo hace un año (exactamente el día 4, también sábado) de Ernesto Guerrero, que murió mientras disputaba un partido de fútbol sala con sus amigos en las instalaciones de Llaurí.

El repentino fallecimiento del alcireño Ernesto Guerrero Giménez jugando al fútbol sala sumió hace un año a su localidad y al resto de la comarca ribereña y la provincia de València en una conmoción absoluta. Muchos lo han recordado vivamente estos días por la reproducción de un desastre similar. También Guerrero era un joven enormemente querido en Alzira. Tras varios días de reacciones simbólicas por parte de muchos de los ámbitos en los que se relacionó el joven de veintiún años, su entierro fue multitudinario. Asistieron integrantes de varios clubes deportivos de la localidad alcireña, con compañeros de equipo del Ciutat d'Alzira, la UD Alzira o La Rabosa, donde Guerrero militó desde pequeño. El joven era un deportista incansable y siempre ejerció alguna u otra práctica. Eso y su aspecto físico (pelirrojo) lo hacían enormemente conocido. Sin embargo, los entrenadores y compañeros que tuvo destacaban de él otras características, como eran la disciplina o sus condiciones físicas propicias para la práctica de cualquier deporte.

Guerrero falleció mientras jugaba con sus amigos al fútbol sala en el polideportivo de Llaurí. Hasta allí se trasladó un dispositivo de emergencia del SAMU, que estuvo durante un buen periodo de tiempo realizándole trabajos de reanimación, ante la conmoción de sus compañeros. No funcionaron y se decidió el traslado al Hospital de la Ribera de Alzira pero, según pudo saber este periódico, ya al centro de la capital ribereña llegó sin vida, a pesar de que los médicos, por protocolo establecido, siguieron con sus trabajos durante muchos minutos. Finalmente se le dio por fallecido.

Medidas de seguridad

Durante todos sus años con varios clubes de la localidad, Guerrero no mostró dolencias que pudiesen temer por su vida. Los deportistas de las categorías inferiores de muchos deportes pasan por revisiones médicas muy sencillas, en ocasiones inservibles para detectar enfermedades graves, sobre todo vinculadas al corazón. El joven llegó a participar en un Campeonato de España de Atletismo Cadete, enrolado en las filas de la Rabosa, por entonces un club con integrantes de varias localidades como Algemesí, Carlet o Alzira. Coincidió con una magnífica generación de atletas, por lo que pudo asistir a Albacete para competir en el medio fondo, entrenado por María José Soriano y Ángel Núñez.

Esta semana la ciudad ribereña volvió a rememorar el dolor y el sentimiento de injusticia. El futbolista de la UD Alzira Nacho Barberá falleció a los 14 años por un paro cardíaco cuando jugaba un partido de la categoría Preferente cadete en el campo de la Purísima de Ontinyent, contra el Sport Base de la capital de la Vall d´Albaida. El futbolista, que no se encontraba en la zona de acción del juego en ese momento, cayó tendido al terreno de juego. Le sacaron la lengua para evitar un posible ahogamiento pero enseguida comprobaron que su corazón había dejado de latir.

La SAMU, que llegó rápidamente, intentó reanimarlo durante veinte minutos y lo trasladó rápidamente al hospital general de Ontinyent donde no se pudo hacer nada por salvarle la vida. Durante los días posteriores llegaron al club por medio de sus redes sociales cientos de muestras de dolor y condolencias, incluso de los equipos punteros del país. El propio Emilio Butragueño telefoneó al club en nombre del Real Madrid.

También lo hizo la diputada de Deportes, Isabel García; el presidente de la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana, Vicente Muñoz, o el expresidente de AFE y su sucesor, Luis Rubiales y David Aganzo. La noticia conmocionó al mundo del fútbol español y el entierro fue uno de los más multitudinarios que se recuerdan en la ciudad.

Aproximadamente 30.000 personas han firmado estos días a través de la plataforma digital Change.org una propuesta para que la federación incluya en las pruebas físicas un electrocardiograma basal, con el objetivo de luchar contra las muertes súbitas en el deporte. Sin embargo, el presidente de la UD Alzira, Juan Antonio Sanjuán, afirmó que muchas de las pruebas que se piden ya se realizan por parte de las administraciones competentes y que hay que ampliar todavía más los exámenes médicos. De hecho, Nacho Barberá superó el verano pasado una prueba de esfuerzo en una clínica privada.

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