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El instituto de Albalat enseña a sus alumnos a ahorrar energía en la propia aula

? Realizan una auditoría del consumo eléctrico del centro para localizar los espacios donde mayor gasto se hace y aplicar medidas correctoras

Los jóvenes presentaron ayer un proyecto con el que pretenden reducir el consumo del centro. vicent m. pastor

Ahorro y eficiencia energética han sido los dos términos más repetidos en el aula de 4º de ESO del IES Sucro de Albalat de la Ribera en las últimas semanas. Palabras estrechamente ligadas a aspectos como la sostenibilidad y a garantizar la existencia y acceso a los recursos, suministros y servicios para todos los ciudadanos, objetivo con el que los alumnos han elaborado un estudio detallado del gasto que realiza el centro educativo cada mes, impulsado por el Área d'Educació Medioambiental del Consorci de la Ribera, para poder actuar directamente en los espacios donde mayor derroche se produce.

Para realizar el informe, los estudiantes se han dividido por grupos y por plantas y con un potenciómetro, han recogido en un inventario todos los objetos que consumen electricidad. De este modo, han podido constatar que las luces de los pasillos, del gimnasio y de las clases son los elementos que más gastan. También la calefacción, así como los ordenadores y las máquinas del aula de tecnología. Instrumentos contra los que pretenden minimizar su impacto, ya que según indican las facturas, el instituto gasta entre 350 y 450 kWh/día.

Como referencia, se ha escogido el valor más alto, 480 kWh/día, y la intención es que se pueda rebajar hasta los 312 kWh/día, con una emisión de dióxido de carbono de 52 kilogramos. Para poder llegar a esas cifras han propuesto una serie de medidas correctoras como apagar las luces cuando los salen de clase, cerrar bien las puertas y ventanas, no dejar encendida la calefacción o aprovechar la luminosidad del edificio. Son pequeñas acciones cotidianas que han aprendido y ahora, también aplican en casa.

Tarea pendiente

Tras presentar la auditoría energética ante los profesores, los alumnos tienen ahora la labor de explicar al resto de compañeros del edificio la importancia que tiene el poder aplicar estas «normas» para mejorar la eficiencia energética del instituto y reducir el impacto ambiental y económico. Por el momento, entre los propios alumnos han designado un encargado semanal para que vigile las luces y, en el caso de no hacer un buen uso, avisar a conserjería para que lo regule.

La campaña durará dos meses y una vez finalizado el plazo, se compararán los resultados para comprobar si se ha logrado el objetivo inicial del estudio. «Los jóvenes juegan un papel muy importante. Son los que tienen en su mano el poder garantizar un futuro esperanzador a través de la sostenibilidad. Para ello, es importante trabajar el cambio de hábitos y concienciarlos desde la base. Sabemos que es difícil conseguir soluciones en una sociedad que está habituada al consumo, pero este es el camino a seguir», sentenció Òscar Navarro, presidente del Consorci de la Ribera.

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