n La Crida volvió a marcar el inicio de las fallas en Cullera. Un acto simbólico que se celebró ayer ante la atenta mirada de los representantes de las quince comisiones de la ciudad de la Ribera Baixa. Organizada por el ayuntamiento en colaboración con la Junta Local Fallera (JLF), este año el mensaje y el grito fue unánime, con una importante carga reivindicativa hacia la igualdad, el respeto y la tolerancia.

El alcalde y presidente nato de la JLF, Jordi Mayor, hizo un llamamiento a todo el colectivo incidiendo en que la Crida debe servir para que los falleros y falleras demuestren el compromiso que han permitido convertir a esta fiesta en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. «Los falleros y falleras sois los mejores portavoces que podemos tener para expresar que las fallas son algo más que pasárselo bien. Representáis a una sociedad abierta, integradora y que cree en la igualdad de las personas, desde el respecto, la tolerancia y el sentido común», manifestó el primer edil.

Turnos de palabra

Las falleras mayores asumieron el protagonismo desde el balcón central de la casa consistorial, donde intervinieron por orden de antigüedad. Quince voces diferentes que coincidieron en sus discursos a la hora de definir a las fallas. «Son un ejemplo de fiesta integradora, donde no importa lo que cada uno piense y donde a todos se les recibe por igual y con los brazos abiertos. Los valencianos somos una sociedad plural, capaz de olvidar las diferencias, superarlas y hacer de ellas una riqueza, porque lo diferente también nos hace más fuertes», explicaron.

Antes de los parlamentos, sobre la fachada de la sede municipal se proyectó un «videomapping» de 15 minutos que arrancó una sonora ovación de toda la gente congregada en la plaza de España y sus alrededores. Además, este año y como novedad, después del acto se celebró una fiesta en los Jardines del Mercado con la que se cerró la jornada.