La historia hídrica de Alzira y de la comarca destaca más por los aspectos negativos que por los positivos. Entre riadas, sequías y agua no apta para el consumo por el exceso de nitratos, ha habido poco margen para las alegrías. No obstante, la capital de la Ribera Alta ha logrado mantener a raya este último y solucionar un problema de salud pública que se remonta décadas atrás. El nivel de nitratos en el agua se ha reducido hasta niveles meramente testimoniales, con poco más de 10 mg/l (cinco veces menos que el nivel máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud). Mientras que durante muchos años beber agua del grifo era, cuanto menos, poco recomendable, a día de hoy es un hecho que aspira a recuperar la cotidianidad que debería tener en cualquier ciudad desarrollada. Comprar agua embotellada puede dejar de ser una costumbre.

El concejal de Servicios Públicos de Alzira, Fernando Pascual, recuerda a este periódico que, en un principio, la problemática de los nitratos no era tratada como tal: «Alzira ha tenido picos de nitratos cercanos al centenar de miligramos por litro. Antes nadie le daba mucha importancia a los nitratos, aunque se hacían analíticas. Este debate y esta sensación de preocupación antes no existían. Pero hemos avanzado como sociedad y con los controles sanitarios», explica.

Hace aproximadamente una veintena de años hubo un punto de inflexión. «Hay un momento, en 1999, el Parlamento Europeo aprueba la Directiva Marco del Agua, que obliga a que el agua sea de calidad y, especialmente, a que no tenga nitratos», explica Pascual, que añade: «A partir de ahí, se empieza a desarrollar a nivel estatal y autonómico. El problema es que el Partido Popular no lo cumplió nunca. Se tenían que controlar los nitratos que se utilizaban en la agricultura, pero no se hizo y dejó que los agricultores los siguieran usando, que actuaban cómo habían hecho siempre y no por ello debemos culparlos de la contaminación de los acuíferos».

Mezcla de caudales

Durante años, el nivel de nitratos se saltaba de manera sistemática la recomendación de la OMS. «Desde el año 2005, siempre hemos estado por encima de los 50 mg/l de nitratos en el agua, en esas circunstancias se debe prohibir el consumo a embarazadas, lactantes y personas mayores. Hasta 2014 siempre se ha estado por encima», afirma el edil. Ese año se puso en marcha la estación de tratamiento de agua potable, pero ni siquiera eso aportó una clara mejoría. «El Partido Popular no compraba agua suficiente de la potabilizadora cuando ésta entró en funcionamiento, decía que mezclaba al 50 % pero no era cierto. Cuando entramos a gobernar, el 70 % del agua que se consumía era de los pozos, por lo que el nivel siempre estaba por encima de ese borde de 50 mg/l. A partir de 2016 empezamos a comprar más agua de la potabilizadora para beber menos de los pozos», añade Pascual.

Ese porcentaje se ha invertido. De hecho, la mezcla de caudales se encuentra en un 78 % de agua de la potabilizadora comarcal frente a un 22 % proveniente de los pozos. «Hemos aumentado el volumen de mezcla desde 1,9 hm3 a 2,8 hm3, que es la que tenemos concedida. La tubería, cuando el Partido Popular planteó el proyecto de la potabilizadora, no se hizo para suministrar el 100 % sino que se pensó para mezclar en una proporción 50/50, por lo que siempre tenías nitratos.Nunca se pensaba que Alzira, que tiene un consumo de unos 3,3 hm3 al año, pudiera tener esa concesión de agua, que es la que nos permite tener la mejor calidad del agua», destaca el edil.

Dicha calidad queda patente en el último análisis realizado del agua, que arroja un nivel de nitratos de 12 mg/l, el más bajo conocido. Es por ello que el ayuntamiento llama a los vecinos a beber agua del grifo. «Tenemos que cambiar la mentalidad de los alcireños. En muchas ciudades de España como Madrid o València se bebe agua de potabilizadora sin problema, aquí la gente prefiere agua embotellada cuando estoy casi seguro de que algún tipo de agua embasada no tendrá la calidad de la que tenemos en Alzira. Además, es más barato porque beber agua del grifo puede costar al año, a una familia de cuatro personas, 5,79 euros, mientras que si consume agua embotellada se dispara hasta los 876 euros al año, según los estudios que hemos hecho», subraya Pascual.