Uno de los grandes peligros que nos encontramos en la actual política es, sin duda, creerse uno mismo sus propias mentiras y/o creerse al mismo tiempo: abogado, ingeniero, técnico, administrativo, arquitecto, economista, etc. De otra forma, resulta imposible entender los mensajes confusos que nos hacen llegar algunos miembros del tripartito.
Por supuesto, no todos son iguales. Ya saben, «no están todos los que son y no son todos los que están». Me sorprende que nos quieran hacer creer que las hadas existen. En los últimos días hemos podido leer que la paulatina muerte comercial o empresarial de Alzira es consecuencia de un problema coyuntural. Pero, por el contrario, el supuesto descenso del paro en la ciudad o el aumento del PIB son, sin lugar a dudas, fruto directo de la gestión realizada por el actual equipo de gobierno.
No señores, estos datos son fruto del esfuerzo realizado por trabajadores y empresarios para revertir la crisis sufrida en el territorio español. Esfuerzo y trabajo que realizan, han realizado y realizarán, a pesar de las políticas que, tanto desde el ámbito estatal y el autonómico, se están haciendo. Por tanto, no podemos decir que si el paro baja en Alzira es gracias al tripartito porque sería mentir descaradamente.
Cierto es que desde IDEA se hace un gran esfuerzo por captar subvenciones para crear empleo, pero este es un tanto por ciento muy reducido y no es un empleo permanente. Que todo ayuda, por supuesto que sí, pero Alzira necesita medidas estructurales incluidas en un plan de dinamización comercial, empresarial y social. Tan solo tenemos que pasear por el polígono el Pla o por la Avenida Santos Patronos, la calle Pérez Galdós o Pare Castells y preguntar a los comerciantes que quedan para que nos expliquen cuál es su verdadera realidad. Seguramente nos digan que se sienten desamparados porque en la ciudad se hacen cosas que se contradicen y que no tienen en cuenta lo que se necesita realmente. Quizá expliquen que están viendo como en la ciudad se tira el dinero haciendo, deshaciendo y corrigiendo cosas sin sentido alguno. Se eliminó la tasa de basura por estar duplicada, pero han tenido que pasar más de dos años para que lo hicieran a pesar de nuestras continuas peticiones. Necesitamos actuaciones dentro de un plan global.
Llenar los balcones y las solapas de banderas no aporta nada pero sí que cuesta dinero. Organizar ferias sin una previsión a largo plazo no soluciona el estancamiento y la muerte comercial, pero sí afecta a las arcas públicas. Y así, podría continuar unas cuantas líneas más.
Si queremos solucionar de verdad los problemas, el primer paso es reconocer que los tenemos para poder empezar a trazar soluciones que perduren en el tiempo. Pueden seguir contándonos historias en las que interpretan los datos según les conviene, pero deben saber que no engañan a nadie y solo vacían de sentido su gestión.
Todavía estamos a tiempo de aprovechar el último tramo de la legislatura para solucionar un problema de todos. Porque, no olvidemos que la ciudad no es de los políticos, sino que los políticos estamos al servicio de nuestros vecinos. No al revés.
