Los casi 8.000 kilómetros que separan València de Brasilia no han impedido que la esencia de las fallas llegue a una ciudad próxima a la capital federal de Brasil, y lo ha hecho además de la mano de un sacerdote de Alzira, Juan Murgui, que durante años ejerció en Cullera. Los residentes, posiblemente, no conocerán a Puigdemont -o tal vez sí-, a Irene Montero (Podemos) o a Rosita Amores, aunque todos ellos aparecen de una forma u otra en la falla que anoche ardió junto al seminario de Paranoá, con traca incluida, como fin de fiesta de una jornada típicamente valenciana también en lo gastronómico. La falla llevaba por lema «Mediterranea-miente» y abordaba temas de la actualidad española como el conflicto catalán o las pensiones, además de alguna alusión a la renovación que precisa el PP tras los sucesivos casos de corrupción.

Es la segunda vez que Murgui, que durante su estancia en Cullera ya colaboraba con algunas comisiones en los versos de la crítica, planta una falla en Brasil. Según relató a Levante-EMV, «la idea surgió del corazón. El primer año que estuve aquí en Brasil conocí a un amigo de Torrent, un sacerdote joven, y cuando se acercaban estas fechas pensamos en hacer una falla. Él es un artista, plantamos ese primer año una falla muy decente», relató el sacerdote alcireño, mientras recordaba que aquella falla reproducía el Micalet de València y detallaba el reparto de trabajos: «Él la construye y yo escribo la falla y la pinto». Tras un parántesis por el fallecimiento de la madre de su compañero en esta aventura, este año han vuelto con un nuevo monumento.

La remate de la falla representa a Neptuno con su tridente mientras que en torno a él se distribuyen las escenas en las que se abordan temas de actualidad sobre la política española y otros en clave estrictamente valenciana. Pese la distancia, el sacerdote alcireño, que ejerce actualmente de profesor en el seminario, intenta seguir de cerca las fiestas falleras y aprovecha la web de Levante-EMV para presenciar las «mascletades» que se disparan desde la plaza del Ayuntamiento de València. «Siempre la veo en directo, todos los días y lloro, lloro....», comenta Juan Murgui.

Los promotores de esta falla habían comprado una traca para realizar anoche una «cremà» siguiendo los cánones tradicionales. La falla se encuentra en un aparcamiento fuera del seminario y, según explicó Murgui, no la habían promocionado en exceso para evitar que alguien les impidieran dispararla. «En la falla hay para todos, todos merecen que les ´toquen el lomo´, y València tiene la gracia de hacer eso con ironía, sin odio y sin mal humor», comentó el sacerdote.