La acción de vaciar desde un segundo piso un cenicero con decenas de colillas sobre una de las bandas de tambores que en la madrugada del Viernes Santo participaba en la denominada procesión del silencio puede salir muy cara a la vecina identificada como responsable. El Ayuntamiento de Alzira, en base a las denuncias elevadas por la Policía Local, ha abierto dos expedientes sancionadores en los que se proponen multas que suman 700 euros.

El lanzamiento de las colillas por la ventana se considera, por un lado, una infracción leve de la Ordenanza Municipal de Limpieza Urbana, que llevaría aparejada una multa de cien euros, si bien la policía ha cursado una segunda denuncia en base a la Ley sobre Protección de la Seguridad que tipifica como infracción grave el hecho de perturar la seguridad en actos públicos. La propuesta de sanción se eleva en este caso a 601 euros. La apertura de estos expedientes conlleva un período de audiencia a la interesada para que pueda formular alegaciones en su defensa. Durante ese mismo plazo de quince días, la interesada tiene la posibilidad de realizar el pago voluntario de la multa con una reducción del 50 %.

El incidente se produjo poco antes de las siete de la mañana cuando la procesión del silencio transitaba por la calle Purísima, una vía estrecha a espaldas de la iglesia de San Juan. No ha trascendido el motivo que provocó que, en un momento dado, alguien vaciara un cenicero con decenas de colillas -diversas fuentes hablan de entre 30 y 40 y coinciden en señalar que algunas incluso estaban encendidas- sobre la banda de tambores que acompañaba a la imagen de Jesús Nazareno, la segunda de las tres bandas que participan en esta procesión, que ocupa un lugar intermedio en este multitudinario desfile penitencial. Algunas fuentes apuntan la posibilidad de que esta acción respondiera a un arrebato por las molestias que a esas horas pudieran ocasionar los tambores.

Sin antecedentes similares

Con todo, un portavoz de la Orden Franciscana Seglar, que cada año organiza esta procesión en la madrugada del Viernes Santo, señalaron que todos los años se sigue el mismo recorrido y nunca se había registrado ningún incidente. Estas fuentes confirmaron que los integrantes de la banda de tambores les habían alertado del vaciado del cenicero sobre ellos, por lo que dieron parte a la Policía Local ya que diversos testigos habían podido identificar desde dónde se habían lanzado las colillas. Al parecer, los agentes se encontraron con una actitud desafiante y poco colaborativa de la persona que se asomó cuando acudieron a esclarecer lo sucedido. «Esa acción nos parece una barbaridad, ya sea con una comitiva religiosa o con cualquier persona que pase por la calle», indicaron las mismas fuentes.

La conocida como procesión del silencio arranca a las 5,30 de la mañana de la parroquia de la Encarnación, de la que salen las imágenes de Jesús Nazareno y la Soledad que se custodian en esta iglesia, y regresa a ella tras recorrer gran parte del casco urbano ya que, siguiendo la tradición, se rinde visita a las parroquias de San Juan y Santa Catalina.

Tradicionalmente abre la comitiva una banda de tambores de Alginet y, al medio del desfile, intercalada entre fieles y penitentes, se sitúan los tambores de la cofradía del Nazareno junto a la imagen. Ya al final, desfila la banda de tambores de la cofradía de la Soledad.