El tejido empresarial de la Ribera está constituido básicamente por microempresas. El 85 % de las casi 8.000 sociedades que la Seguridad Social tenía inscritas en la comarca al finalizar el primer trimestre del año no alcanza los diez trabajadores, mientras que las grandes empresas, aquellas con plantillas que superan los 250 empleados, apenas representan el 0,47 % del total. Son datos de la última estadística de empresas inscritas en la Seguridad Social publicada por la Conselleria de Economía Sostenible, Sectores Productivos y Trabajo que, especialmente en la Ribera Alta, refleja una progresiva reconstrucción del tejido empresarial tras la larga crisis. El ministerio contabiliza en la comarca 7.997 empresas en el primer trimestre del año, lo que representa un 4,4 % más que en el mismo período de 2016 tras un crecimiento sostenido en los dos últimos ejercicios.

El número de mercantiles inscritas se mantiene estable en la industria -las 1.016 censadas representan un 12,7 % del total-, mientras que repunta de forma más significativa en el sector servicios, la construcción e incluso en la agricultura. El sector servicios concentra el grueso de las empresas con un total de 5.397 (67,48 %), por delante de la industria, la construcción con 851 (10,64 %) y la agricultura 734 (9,17 %).

Esta fotografía del tejido empresarial revela la presencia en la Ribera de 38 grandes firmas -aquellas que cuentan con una plantilla de más de 250 trabajadores- de las que un 40 % se localizan en la Ribera Baixa. Se trata de quince empresas en cifras absolutas por las 23 que se localizan en la Ribera Alta, una comarca más extensa con casi el triple de municipios. La presencia de la multinacional Ford y el parque empresarial vinculado a la firma del óvalo en Almussafes se deja sentir en esta estadística, si bien el secretario comarcal de CC OO, Josep Antoni Carrascosa, alerta de que en este grupo también se deben encontrar algunas grandes cooperativas agrícolas «que emplean una mano de obra tremenda pero siempre estacional».

Las empresas de entre uno y nueve trabajadores conforman el grueso del tejido económico de la comarca, ya que las 2.019 censadas en la Ribera Baixa representan el 86,35 % del total en esta comarca, mientras que la Seguridad Social computa en la Ribera Alta 4.856 (85,26 %). El segundo grupo más numeroso lo constituyen las empresas con plantillas de entre 10 y 49 trabajadores, con un total de 921, mientras que el ministerio computa 163 firmas con plantillas de entre 50 y 249 trabajadores.

«Debilidad histórica»

Los sindicatos mayoritarios (CC OO y UGT) coinciden en señalar que esta estructura del tejido empresarial en la que predomina la microempresa es «una debilidad histórica» ya no sólo de la Ribera, sino del tejido empresarial valenciano, apunta el secretario comarcal de UGT, Raül Roselló. Su homónimo en Comisiones Obreras amplía incluso al resto del estado esta característica y señala que, si bien puede tener una vertiente positiva desde la perspectiva de que son en muchos casos empresas con una larga tradición, «el tamaño de esas empresas es un problema en el mundo global que obliga a buscar mercados fuera y ampliar el radio de actuación».

Carrascosa y Roselló admiten que el aumento progresivo del número de empresas es otra señal de recuperación económica, pero coinciden en denunciar que la salida de la crisis no llega acompañada de una mayor calidad en el empleo con contratos estable y mejoras salariales.

«Hay una recuperación, pero una cosa es salir de la recesión económica y otra son los efectos de la crisis, que permanecen, porque se ha buscado un patrón de crecimiento para salir de la crisis que conlleva la devaluación salarial y la pérdida de derechos», expone Carrascosa de forma crítica, mientras lamenta la falta de inversión pública como uno de los pilares para consolidar la recuperación. El dirigente comarcal de CC OO denuncia en este caso la infrafinaciación por parte del Gobierno central.

Raül Roselló, por su parte, señala que si bien todos los indicadores de recuperación son positivos, no se está produciendo un «reparto del beneficio». «Me atrevería a decir que sí hay una recuperación pero ya no se sostiene el argumento de las empresas de que se trata de una recuperación frágil para justificar la negativa a formalizar contratos largos o revisar los salarios. Todos los datos que tenemos de crecimiento de las empresas, económico o contratación laboral son positivos, excepto en el caso de la estabilidad laboral, donde hay una disonancia muy fuerte», denuncia.