n L´Ènova se aferra a su patrimonio histórico para atraer visitantes. La primera prueba la superó ayer con una sonora ovación, que evidenció el interés del público. El programa «Entre Comarques» llevó a los más curiosos hasta la localidad ribereña para completar el circuito que pretende impulsar el ayuntamiento y que vincula la villa romana con las canteras de las que se extraía el mármol de Buixcarró y las carriladas o surcos. Una ruta que contó con la explicación del arqueólogo Miquel Martí, que fue quien descubrió parte de los restos, estudiados por él con detalle. «Tenemos un potencial importante. Queríamos dar a conocer todo el parque arqueológico y reivindicar la necesidad de que la Conselleria de Cultura lo declare como Bien de Interés Cultural (BIC). Disponemos de un espacio único que es digno de estudiar, conservar y promocionar», aseguró Tomás Giner, alcalde de L´Ènova.
Durante el itinerario, Martí describió cómo se realizaban las duras tareas de extracción de los bloques de mármol, así como la vinculación existente entre esta cantera y la «Villa Cornelius», cuyo propietario, Publiu Cornelius, era hermano del patricio más poderoso de la antigua Saetabis (actual Xàtiva). También echó la vista atrás para recordar cómo se produjo el hallazgo y el duro camino para lograr su protección. «Fuimos hasta Madrid para evitar que las obras del AVE acabaran con todo este patrimonio. Muchas piezas fueron encontradas en contenedores. El daño que se hizo y el que pretendían hacer era una auténtica salvajada», afirmó el arqueólogo de Catarroja.
Historia viva
El conjunto romano no es el único enclave destacable desde el punto de vista patrimonial, ya que este pequeño pueblo también conserva el palacio gótico de los señores de Sanç, uno de los pocos que hay de los siglos XV-XVI en la comarca. «Contamos con edificios y rincones con mucha historia que nos gustaría explotar con fines turísticos. Ya hay proyectos para construir casas rurales y hacerlo más atractivo. L´Ènova tiene mucho encanto», sentenció Giner.
