Llega un coche de color oscuro y para con la parte trasera mirando hacia la puerta. Primero se detiene cerca y unos segundos después se aleja unos metros. Con el motor en marcha y las luces encendidas, como esperando para reanudar la marcha a toda prisa, se abre la puerta del acompañante y se baja una persona del vehículo, no cierra. Del asiento trasero saca lo que parece una caja de color blanco que, tras andar unos metros, deja abandonada a la entrada del refugio de animales de la Banyosa. Tras ello regresa al coche caminando deprisa y reanudan de nuevo la marcha.

Esa fue la escena que captaron las cámaras de seguridad del albergue que gestiona la Sociedad Protectora de Animales y Medio Ambiente de la Safor (Spama), ubicado en Gandia. En la caja que esta persona abandonó había nada menos que ocho cachorros de perro de, según las estimaciones de los veterinarios de la entidad, apenas unos 15 días de vida y los acababan de separar bruscamente de su madre.

La escena se repite habitualmente pero lo que encontraron cuando abrieron la puerta dejó perplejos a los trabajadores del refugio. Con tan pocos días de vida, explica Salvadora Tormo, presidenta de Spama, los ocho cachorros necesitarían estar al menos un mes más con su madre para poder sobrevivir.

Se supone que las personas que dejaron abandonados a los pequeños animales son los propietarios de la madre, a la cual, a su vez, han privado de sus hijos a los pocos días de nacer.

Los operarios del refugio se hicieron cargo rápidamente de la situación, introdujeron a los cachorros en el interior del albergue y empezaron a alimentarlos con biberones.

Se les sometió a una primera exploración y se comprobó que todos ellos estaban en buen estado de salud, señala Tormo.

«Es triste pero esta escena es muy habitual y se debe a la mala cultura que existe entorno a la propiedad de los animales», apunta Dora Tormo. Explica que «si vienen aquí y nos exponen el problema que tienen nosotros les podemos ayudar porque entendemos que cuidar ocho animales es complicado. El problema son las formas. Esto no se hace».

Y es que no son pocas las ocasiones que en el refugio han hallado perros o gatos atados con sus correas en la puerta. Se ha dado el caso, incluso, de gente que ha lanzado a los animales por encima de la valla del refugio. «Recuerdo que una vez tiraron a un gato siamés muy bonito y suerte que se quedó entre las dos puertas porque si lo llega a pillar algún perro se lo habría comido», lamenta Dora Tormo.

Tal vez quienes llevaron a cabo este acto no lo saben pero estaban cometiendo un delito. Precisamente por ello, la propia entidad ha presentado, según estima su presidenta, más de 90 denuncias en el ayuntamiento en los últimos años. «Nunca han hecho nada a pesar de que hemos presentado matrículas de coches y números de teléfono», datos todos ellos que han sido recogidos gracias a las cámaras de seguridad y a los datos incluidos en el chip de los perros, indicó Tormo.

Este periódico, de hecho, ha tenido acceso a algunas de las respuestas que la entidad recibe por parte del Ayuntamiento de Gandia a estas denuncias. En dos de ellas se señala prácticamente los mismo, que no se ha podido iniciar expediente sancionador por infracción grave contra los propietarios porque «en el teléfono facilitado por Spama-Safor no ha sido posible localizar al propietario». «El consistorio gandiense nunca ha actuado contra el abandono», se queja Dora Tormo.

Explica que de las cerca de cien denuncias presentadas por la asociación Spama solo en dos ocasiones han recibido una respuesta por parte de los juzgados, lamentan desde la entidad.