Si habitualmente se dice que la alegría va por barrios, en Tavernes de la Valldigna, en estos momentos, no puede haber mayor verdad.
Mientras en la acera de Compromís aún siguen de fiesta, celebrando un histórico resultado que les dio 10 concejales para gobernar con tranquilidad la próxima legislatura, en la de enfrente, el PP de Manolo Vidal y el PSOE de Víctor Borràs, intentan digerir la severa derrota sufrida en las elecciones del pasado domingo.
En realidad, quien peor parado salió fue el PP. La candidatura encabezada por Manolo Vidal no logró neutralizar el huracán nacionalista y perdió la mitad de sus concejales en el ayuntamiento. Pasó de los ocho que ha tenido esta legislatura a los cuatro con los que arrancará la siguiente.
El candidato de esta formación explicó a Levante-EMV que en estos momento se abre en el partido un momento para llevar a cabo «una profunda reflexión para tratar de especificar cuál es el nuevo escenario y el papel que debe jugar el PP en un ayuntamiento con mayoría del Gobierno local».
Sobre la posibilidad de dimitir, Vidal explicó que «ahora me tengo que sentar con mi gente, mi equipo, buscar los errores y afrontar esta nueva etapa». Cree que «en unos días tendremos todo claro y conoceremos cuál va a ser la nueva etapa del PP en Tavernes y qué camino debemos seguir».
El otro gran derrotado, Víctor Borràs, cree que la causa de su caída se debe a que «no se ha sabido valorar el trabajo que nuestro equipo ha hecho en el seno del Gobierno local durante tres años y medio, creemos que algo ha fallado».
Desde EUPV, al que le han faltado escasos votos para lograr el segundo edil, se quedan con la parte positiva y, pese a que reconocen que los resultados no son buenos, apuntan que «hemos recuperado un colectivo que estaba herido de muerte por culpa de la tránsfuga». EUPV, con Eduardo Bononad como cabeza de lista, ha mejorado los resultados de hace cuatro años.
