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Decibelios de solidaridad

Decibelios de solidaridad t. á. c.

Ya hace semanas que la zona norte de la playa de Tavernes de la Valldigna se prepara para recibir a miles de jóvenes que bailarán durante tres días (del 23 al 25 de este mes de julio) al son de los grupos balkan, gypsy, reggae, ska y swing más conocidos del panorama nacional e internacional. Habrá zona de acampada y actividades para todos los asistentes pero, sobre todo, serán jornadas con miles de decibelios, que a unos gustarán más que a otros, y también de mucha solidaridad.

La empresa organizadora del evento ha donado a seis ONG entradas y abonos por un valor de 11.400 euros. No es dinero en metálico, sino los derechos para que estas entidades puedan venderlas, según explicaron desde la organización, «al precio que ellas quieran».

El coste de salida de estos 200 abonos repartidos entre las organizaciones es de 57 euros pero «cada entidad puede adaptarlo como quiera y venderlo a través de los canales que considere oportunos», apuntaron desde la organización.

Las asociaciones que recibirán estas entradas son Amnistía Internacional, Pobreza Zero, Plan Internacional, Jarit y Nueva Opción. Las entidades beneficiadas están dedicadas, dicen desde la empresa, a la promoción de los derechos humanos, la lucha contra la pobreza, la mejora de la calidad de vida de la infancia, el desarrollo en países de origen y de acogida y el apoyo a personas afectadas por Daño Cerebral Adquirido.

La empresa ha querido tener, además, un detalle con una entidad local que también realiza una importante labor social. La elegida ha sido A.CU.DE, la Asociación de Cuidadores de Dependientes, que dan apoyo de todo tipo a los familiares que tienen a su cargo a personas que no se valen por ellas mismas mediante recursos como clases para personas con Alzhéimer y otras enfermedades, una actividad que sirve para dar un descanso dos días por semana a sus cuidadores.

La donación, señalaron Ángel Crespo y Álvaro Garro, «consolida el compromiso del festival con la solidaridad y la cooperación». Según los organizadores del evento, estos valores «son inseparables de la música y los ritmos de Europa del Este sobre los que se articula el festival».

En ediciones anteriores, el Iboga Summer Festival, que el año pasado se celebró en Cullera, llevó a cabo iniciativas de este tipo aunque nunca había beneficiado a tantas entidades sociales a la vez.

Pese a tratarse de un festival de playa que ha llegado a reunir en su edición de 2014 a 18.000 personas durante sus tres días de duración, la organización ha planificado el espacio y las actividades paralelas «de forma que garanticen una experiencia satisfactoria y no masificada», apuntaron.

El evento celebra su tercera edición cambiando de espacio después de que las dos anteriores las acogiera la playa de Cullera. Así, el Gobierno local de Compromís en Tavernes de la Valldigna sigue con su firme apuesta por los festivales.

Desde el consistorio esperan que este evento veraniego cuente con el mismo éxito del que goza el Festivern desde que se celebra en este municipio cada final de año.

Por cierto, que a falta de cartel, ya está confirmado que la capital vallera acogerá por quinto año consecutivo el Festivern. Si no ocurre nada extraño, así será durante los próximos cuatro.

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