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el totalitarismo que se avecina

el totalitarismo que se avecina

Los maravillosos sucesos cómico-políticos acaecidos en España desde la formación de los nuevos ayuntamientos han sacado a la escena pública una serie de nuevos actores, declaraciones y exhibiciones, más o menos esperpénticas, que han pasmado a buen número de ciudadanos.

Cuando vi la foto de la directora del Departamento de Comunicación del Ayuntamiento de Barcelona meando en plena calle, tuve la certeza de que no sería la única demostración de su inteligencia política. Y hoy he sabido que su próxima actuación para colaborar mejor con la alcaldesa, Ada Colau, que ha paralizado las construcciones turísticas con gran disgusto de los empresarios del sector, será cagar en la calle y regalar a los turistas, a los que tanto parecen despreciar, el resultado de la cagada con el nombre de Aromas de Monserrat.

Por su parte la señorita Rita Maestre, concejala del ayuntamiento de Madrid, que asaltó la capilla de la Universidad Complutense a teta descubierta reclamando el derecho de comerse la almeja, prepara para el otoño la puesta en escena del Kamasutra en la catedral de La Almudena.

Los nuevos alcaldes y alcaldesas también están dando pruebas de su sólida formación política. En Madrid, la señora Carmena está pensando en aplicar a los turistas un impuesto, algo así como si quisiera envenenar a la gallina de los huevos de oro. El alcalde de La Coruña, dando pruebas de su talante dictador, ha decidido prohibir las corridas de toros. Y muy probablemente cualquier nuevo alcalde prohibirá el uso de la zambomba por sus connotaciones religiosas.

Otro despropósito que va a dar mucho juego, es el de la alcaldesa de Madrid y el alcalde de Valencia para eliminar del callejero todos los nombres que les huelen a franquismo. Y se dice que el señor Ribó tiene un olfato especial para detectarlos. Se basarán para ello en el coñazo de la Ley de la Memoria Histórica. Una Ley que sólo sirve para mantener vivos el odio y el revanchismo entre las dos Españas, derecha e izquierda, que ya huele a podrido. La historia es la que es. Y nuestra obligación es que no se repita.

Cuando la Pasionaria y Santiago Carrillo con todo su Paracuellos aparecieron con Adolfo Suárez en el Congreso de los Diputados, todas las personas de bien pensaron que los que parecían irreconciliables, por fin se habían reconciliado.

Pero desgraciadamente, por lo que deducimos de sus palabras, algunos nuevos políticos siguen usando a los muertos como arma arrojadiza, dándose la paradoja de que en el mercado de la política del odio los muertos de izquierda se cotizan al triple que los muertos de derecha. Dice Sánchez Dragó que esto de volver a cambiar el nombre de las calles «es una decisión culturicida y sectaria».

Será muy interesante conocer qué nombres considera franquistas el alcalde de Valencia. Lo mejor sería que los nacidos entre 1935 y 1975 que vivimos inmersos en el franquismo, usando su moneda, pegando sellos con su imagen, cantando el Cara al Sol, asistiendo a la Copa del Generalísimo y estudiando durante el Bachiller la Formación del Espíritu Nacional, seamos ahora obligados a llevar un brazalete amarillo como los judíos.

Para digerir con sosiego y tranquilidad todos estos despropósitos, nada mejor que unas vacaciones. Gracias por vuestros comentarios en Facebook; en septiembre, continuaremos el milagro laico y semanal de cada jueves. ¡Que ustedes lo pasen bien!

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