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Oliva: La ciudad de las fuentes perdidas

Dos olivenses plasman y catalogan en un libro, tras una ardua investigación, el gran número de manantiales existentes en el término municipal, algunos de ellos totalmente abandonados

Una de las fuentes más emblemáticas de Oliva, la del Garrofer, se encuentra en una lamentable situación. Tanto es así que los autores del libro «Les fonts d'Oliva», Francisco Atiénzar y Xavier Canyamàs, invirtieron mucho tiempo para localizarla porque se encontraba tapada por matojos.

Atiénzar señaló que «está abandonada y dejada. No tiene ni el punto por el que salía el agua». Por eso, van a pedir la colaboración de la Fundación Limne y del Ayuntamiento para hacer realidad un proyecto de restauración, siempre contando con el beneplácito del particular propietario del terreno donde se encuentra.

El agua de la Font del Garrofer está considerada la mejor del término municipal olivense, sin nitratos y de gran calidad. Ya los antepasados valoraban mucho este manantial.

«Las fuentes forman parte de nuestra cultura. A mí, mis padres, siempre me contado muchas cosas sobre ellas. He tenido la suerte de pisar donde está la Font del Garrofer», apunta Atiénzar. Edicions Tívoli ha sacado una primera edición de la obra en la que estos dos autores catalogan el gran número de manantiales con los que cuenta el término municipal olivense y el estado en el que se encuentran.

Entre las fuentes más interesantes de la zona próxima del Marjal Oliva-Pego se encuentra la del Racó de Gisbert, conocida también como «Font de Benirrama», que está muy bien conservada aunque es díficil para beber porque saca la salinidad propia de las fuentes existentes en la ribera de la Séquia del Vedat o Riu Bullent.

Otro de los manantiales históricos olivenses es la Font de l'Om. Se encuentra en una propiedad privada, restaurada por su propietaria y con una agua de gran calidad. Canyamàs y Atiénzar tuvieron que pedirle permiso a la dueña para hacer los estudios y las mediciones correspondientes.

La Font de Puça, situada en el Camí de les Mines junto al «Riuet del Fadrí», también estaba completamente abandonada, llena de matorrales y matojos, y para acceder a la misma tuvieron que cortar numerosas ramas y cañas.

La Font del Bon Any está canalizada por el sistema de aguas pluviales y casi se ha perdido. El pueblo se ha urbanizado encima. Canyamás dijo que «nosotros hemos conseguido ver la Font del Bon Any y hoy en día está dentro de una casa de un vecino de la localidad olivense y el agua se puede ver en una trapa que se levanta en la calle.

De la cola para beber al abandono

La Font del Rubiol, en el camino de Forna, era una de las más utilizadas por los olivenses, que no hace demasiados años hacían cola para coger sus aguas, muy bien valoradas. Sin embargo, actualmente, está completamente abandonada entre «esbarzers».

Otra fuente interesante es la de Càssim, ubicada en el camino de les Passadores y que se confunde con la Font dels Tramussos o Fonteta d'Izquierdo, puesto que la rotularon con un cartel que no le correspondía. Ambas están próximas. La Font dels Tramussos está en una parcela agraria de un particular. Con la documentación en la mano, se puede comprobar dónde se encuentra cada una de ellas. Es curioso, según Canyamàs, que la de Càssim tiene una calle dedicada en la playa de Oliva que es más conocida que la propia fuente.

Otra de las más populares es la Font Salà. Los autores, Canyamàs y Atiénzar, han podido demostrar con datos que las aguas de la misma son termales, salen durante todo el año a una temperatura concreta de 25 grados. Tiene altos contenidos en azufre, por lo que es beneficiosa para determinadas enfermedades.

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