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Fin a la pesadilla de Antonio y Juana

El joven matrimonio de Gandia con cuatro hijos menores que se enfrenta a un juicio por ocupar una casa para no dormir en la calle, logra un piso social del ayuntamiento Hacía cinco años que estaban los primeros en la lista de espera pero el PP siempre les dijo que no había viviendas vacías

El joven matrimonio de Gandia, ayer, en el piso de Gandia que han recibido de parte del departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gandia. ximo ferri

Juana y Antonio limpiaban ayer su casa. Ahora ya pueden decir que es suya. Tras más de un año ocupando una vivienda de forma ilegal en Beniopa para poder dar un techo a sus cuatro hijos pequeños, y casi cinco años siendo los primeros en la lista de espera de los servicios sociales del Ayuntamiento de Gandia para recibir una vivienda social, ahora, por fin, vuelven a sonreír.

Ayer mismo, a mediodía, firmaban el contrato con el que ponían fin, en parte, a la angustia que han vivido en los últimos meses. Aún les queda, sin embargo, un duro trago. El próximo 8 de septiembre se enfrentan a un juicio porque una entidad bancaria, propietaria de la casa que ocuparon, les denunció y se inició contra ellos un proceso penal. Podrían condenarles a prisión.

«La verdad es que estamos muy felices porque nos veíamos en la calle», aseguraba ayer Juana a Levante-EMV. Saben que su nueva situación no anula el juicio que tienen pendiente. «La pena va a ser la misma pero, al menos, ahora ya tenemos un techo donde poder estar con los cuatro niños».

Sus hijos tienen entre 2 y 7 años, ellos 26 y 28 y ninguno de los dos tiene trabajo. Al vivir de forma irregular tampoco estaban empadronados en Gandia pero hoy mismo se inscribirán y, de ese modo, tendrán derecho, por fin, a recibir ayudas sociales municipales como son la renta garantizada y la de emergencia.

Mientras Juana adecentaba el piso, Antonio hacía la mudanza. Dejarán atrás una vivienda que ellos encontraron totalmente en ruina y que fueron rehabilitando con sus propias manos, un poco de ayuda familiar y los escasos recursos de los que disponían.

Pisos vacíos de IPG

Detrás de todo ha habido un largo trabajo por parte del departamento de Servicios Sociales que dirige el concejal Nahuel González para localizar una vivienda que estuviera en condiciones y que la familia de Antonio y Juana pueda vivir dignamente.

Pese a que el PP siempre alegó que las casas de titularidad municipal estaban todas ocupadas también por familias sin recursos y que no iban a sacar a una para dar cobijo a otra, en solo dos meses, el nuevo edil, de Més Gandia, ha tenido tiempo suficiente para encontrar, no una sino varias, viviendas vacías en condiciones de poder ser habitadas.

Así, Antonio y Juana firmaron un contrato para tres meses, que se irá revisando pasado ese tiempo. Se hace así para que el matrimonio entienda que recibir un piso social «no es un regalo», sino que supone una ayuda «para que se reinserten en la sociedad», apuntó Nahuel González.

De ese modo, cada tres meses los servicios sociales del ayuntamiento revisarán si la situación de la familia (sin trabajo y sin ingresos) ha variado. Si el matrimonio ha encontrado trabajo y sus condiciones han mejorado, se irá incrementando el precio del alquiler, (muy simbólico ahora). Si no cambian sus condiciones, lógicamente, se mantendrá como están ahora.

Antonio y Juana, por su parte, se comprometen a hacer frente a los gastos de agua y electricidad, así como al impuesto de la basura y al IBI. «Estamos muy agradecidos al gobierno de Gandia y también a la Plataforma d'Afectats per la Hipoteca. No sé cómo pagarles todo lo que han hecho por nosotros. Han estado a nuestro lado en momentos muy difíciles y eso es de agradecer», apuntaba la joven.

El matrimonio tiene ahora una nueva oportunidad para seguir buscando trabajo e intentar que poco a poco mejore su situación vital. Ahora, desde luego, con un techo propio bajo el que vivir, tienen buen camino recorrido.

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