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«No saben reconocer que tienen un problema»

La psicóloga de la Unidad de Conductas Adictivas advierte de que los jóvenes buscan ayuda cuando les obligan

Xelo Llinares, psicóloga de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del departamento de Salud de Gandia, asegura que en su consulta no atiende a menores de 18 años. No es que no haya chavales que no necesiten ser atendidos por sus escarceos con el alcohol, sino que «no reconocen que tienen ese problema».

Es más, explica que cuando un joven de entre 18 y 22 años acude a la UCA lo hace «obligado», bien por el entorno familiar, que detecta el problema, o bien porque ha sufrido algún accidente de tráfico o le ha retirado el carnet de conducir por circular ebrio.

Por eso, indica Llinares, «de un año a otro no hemos notado un incremento en el número de atenciones. Es más, en general, asegura que se mantiene más o menos en los mismos niveles que en 2014, 287 personas en total.

Sobre el consumo de alcohol entre los menores, Llinares asegura que se debe a una cuestión «cultural» y critica que «incluso los ayuntamientos, cuando celebran fiestas parece que no saben hacerlo sin que el alcohol esté por medio».

Para Llinares, aunque es legal, «el alcohol es una droga muy fuerte» que tiene consecuencias no sólo cuando se está bajo sus efectos, sino también a largo plazo. Físicamente puede afectar a órganos como el páncreas o el hígado. «Para los menores, por ejemplo, que solo beben alcohol en fin de semana, es algo muy peligroso porque estos dos órganos no tienen capacidad de absorber tan gran cantidad de alcohol en tan poco tiempo. Encima, cuando ya se está recuperando, llega de nuevo el fin de semana y otra vez a empezar», explica la experta.

Pero, además, la ingesta abusiva del líquido elemento puede provocar trastornos como la ausencia de la memoria, falta de concentración, distracción con facilidad, lo que, en el caso de los más jóvenes, lógicamente, tiene su traducción en el rendimiento académico, que puede verse gravemente afectado.

Luchar contra este problema, indica la psicóloga, «es un trabajo de todos». Los padres, el colegio, «pero también la sociedad». Deben inculcar en los niños las graves consecuencias para la salud que pueden tener el consumo de alcohol. «Hay por ejemplo publicidad de cervezas u otro tipo de bebidas que he visto en algunos locales que apuntan a que cuanto más se bebe más barato te sale», sentencia Xelo Llinares, quien cree que es algo que las autoridades deberían controlar.

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