El temporal marítimo que durante buena parte de la semana ha afectado a la costa de la comarca de la Safor se ha engullido, una vez más, gran parte de las playas que sufren el fenómeno de la recesión.
En este caso no solo han sido las corrientes, sino también la elevación del nivel del agua, empujada por vientos fuertes mar adentro, lo que ha generado el problema.
Las imágenes más llamativas se han producido en los tramos de costa de la Goleta, al norte de Tavernes de la Valldigna, y en Piles. En el primer caso se llega a la situación de riesgo, dado que, en esas circunstancias, la presencia de fuerte viento pondría en peligro las viviendas situadas en primera línea de mar, que han tenido que ser protegidas con escolleras.
En el caso de Tavernes de la Valldigna, con un problema que también afecta a la vecina playa del Brosquil, en Cullera, apenas hace unos meses que el Ministerio de Medio Ambiente llevó a cabo un aporte de arena para garantizar la temporada turística y permitir que los bañistas pudieran utilizar la playa. El temporal de esta semana, que se ha comido esa arena, ha llegado, afortunadamente, en un momento «oportuno», dado que en invierno las playas pierden su reclamo. Eso sí, la dirección de Costas de Valencia deberá proyectar otro aporte de cara al verano que viene.
El acto de reponer arena que, una y otra vez, vuelve a ser arrastrada por los temporales se ha convertido en recurrente en esta comarca. Pese a los estudios técnicos que fijaban algunas actuaciones para evitar la pérdida de sedimentos, nunca el Ministerio de Medio Ambiente ha mostrado interés en llevarlos a cabo.
Entre esos proyectos señalados figuraba la posible construcción de escolleras sumergidas frente a las playas en las que, a medida que se produzcan los temporales, se «engancharía» la arena y prolongaría las playas.
Medio Ambiente señala que se trata de actuaciones costosas y de elevado impacto, y tampoco está demostrado que en todos los casos surtiría el efecto que señalan los estudios.
