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Una empresa de Tavernes invierte 1,5 millones para reabrir la nave de la Cosiva

Sala Gandia se traslada a Simat de la Valldigna, donde triplicará su capacidad de producción Pasa de una superficie de 2.500 metros cuadrados a una de 6.000

Una empresa de Tavernes invierte 1,5 millones para reabrir la nave de la Cosiva

La empresa hortofrutícola Sala Gandia SL, radicada hasta ahora en Tavernes de la Valldigna, ha dado un salto cualitativo y cuantitativo a su producción con la adquisición de la nave que en su día perteneció a la Cosiva, una de las dos cooperativas agrícolas que cerraron en Simat de la Valldigna en el año 2012 dejando sin trabajo a centenares de vecinos.

Con su traslado al pueblo vecino, la empresa, que se dedica eminentemente a la manipulación de cítricos, triplica su capacidad de producción. Eso no significa, sin embargo, que vaya a crecer a ese ritmo desde ya, según explicó a este periódico el gerente de Sala Gandia, Álvaro Sala, quien heredó el negocio de su padre hace 16 años. «No vamos a volvernos locos, porque sabemos en qué posición estamos. Queremos llevar a cabo un crecimiento sostenible en los próximos años pero evaluando la situación año a año», matizó el empresario vallero.

Aunque no quiso concretar el importe exacto de la operación, Sala reveló que su empresa habrá invertido alrededor de 1,5 millones de euros en la compra y adecuación de la nueva instalación. Y es que, aunque en principio tenía la intención de realizar un simple traslado de la maquinaria de una a otra nave, finalmente, y tras llevar a cabo un exhaustivo estudio elaborado por una auditoría externa, se decidió a ampliar el negocio aprovechando las capacidades que le brinda la nueva nave adquirida en Simat.

Este nuevo emplazamiento le permite ampliar de 2.500 a 6.000 metros cuadrados de espacio interior, a los que se le suman otros 10.000 en la zona exterior, algo de lo que carecía en las instalaciones en las que se encontraba ubicada hasta ahora la empresa en Tavernes, en la calle Marjaletes, y que le dificultaba mucho el trabajo, sobre todo, a los camiones que cargaban y descargaban la mercancía.

Un 20 % más de plantilla

En temporada alta, entre mujeres que manipulan la fruta, «collidors» y personal de administración, tiene una media de unos 60 trabajadores, con picos de 70 en épocas en los que se incrementa el trabajo. En las nuevas instalaciones, la empresa, si la campaña es buena, prevé aumentar la plantilla entre un 15 % y un 20 %, puesto que es algo que le permite la nueva estructura de producción que ha montado en Simat.

Álvaro Sala explicó a Levante-EMV que la operación no se fraguó de la noche a la mañana. «Llevaba más de diez años buscando una nave donde trasladarnos», dijo. Las instalaciones que Sala Gandia tenía en Tavernes de la Valldigna estaba formada por cuatro naves unidas por puertas y de las cuales pagaba un alquiler que rondaba los 4.000 euros al mes.

Finalmente, explicó Sala, se enteró de que la nave de la Cosiva estaba en venta al encontrarse en manos del administrador concursal de la anterior cooperativa y decidió pujar por ella, convirtiéndose en el nuevo propietario de las instalaciones al ganar la subasta.

«Ahora es cierto que pago más de hipoteca pero es una inversión más rentable porque pongo el dinero en mi propia casa y no en un alquiler», señalaba el gerente.

No fue fácil. Una vez firmado el contrato, el pasado mes de julio, se encontró con la realidad. La instalación eléctrica estaba en mal estado. Primero porque cuando se sacó la antigua maquinaria de la nave arrancaron los cables que la alimentaban y después por los constantes robos de cobre que ha padecido la instalación durante su inactividad. Eso, lógicamente, ha supuesto un desembolso importante para la mercantil. Estas semanas, está ultimando los trabajos de instalación de la nueva maquinaria.

«Ahora lo tenemos todo sobredimensionado. Oficinas, baños para los trabajadores (antes tenía dos y ahora cuatro) y, sobre todo, el espacio donde se manipula la fruta. Las mujeres pueden llevar a cabo su labor con mucha más comodidad», aseguraba. En la reacción de los empleados, asegura que «les reuní a todos y les expliqué que era una gran oportunidad. Que entendía que para muchos era más cómodo estar en Tavernes, porque viven allí, que tener que desplazarse a Simat. Nadie puso ningún reparo», sentenció el empresario vallero.

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