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La sequía mata el río Serpis

Un estudio realizado en el tramo de Beniarjó revela la ausencia de vegetación y fauna de ribera - Las cañas y otras especies invasoras se mezclan con la basura en un tramo muchas veces seco

La sequía mata el río Serpis

Cuando el río Serpis llega a la muralla del Assut d'en Carròs, en el término municipal de Villalonga, la poca agua que lleva en periodos de sequía es derivada hacia los canales de riego. A partir de ahí, el Serpis se muere.

Así lo ha revelado un nuevo estudio realizado por el Centre de Desenvolupament Rural la Safor y la Escola de la Terra de Beniarjó, que incluyó una inspección llevada a cabo el jueves de la semana pasada en el cauce a su paso por esta localidad. La zona observada por los estudiantes, a pocos kilómetros de la desembocadura del río, está absolutamente sometida a la presión humana.

Según el estudio, en el que participaron estudiantes del curso sobre introducción al voluntariado en ríos, el análisis se produjo después de unos días de lluvia que permitieron al Serpis recuperar una pequeña corriente después de que, debido a la sequía, permaneciera seco durante meses.

El resultado arroja unas conclusiones nada positivas. Los estudiantes observaron que no existía prácticamente ningún tipo de vegetación acuática. Respecto a las especies vegetales de ribera, el Serpis apenas mantiene en este tramo los cañaverales y otras especies exóticas e invasoras muy resistentes, como la acacia de tres espinas, el ricino y árboles que han surgido fruto de la actividad agrícola, como higueras, moreras, laureles y caquis, aunque también se vieron algún olmo y pinos blancos.

El diagnóstico al que llegan los estudiantes es que, en este punto donde el Serpis pierde el caudal cada vez que se produce una sequía prolongada, la vegetación de ribera es «de baja diversidad, con cierta continuidad a lo largo del río, pero con islas y con una conectividad nula con otros espacios naturales adyacentes». Esas islas que impiden dar una continuidad al ecosistema propio de los cursos fluviales están formados por campos agrícolas, infraestructuras de comunicación y zonas urbanizadas de los municipios.

Bajísima presencia de animales

En el estudio también permitió detectar la presencia de muchos desechos, fundamentalmente de materiales plásticos que son los que se resisten más a la degradación y que permanecen durante años allí donde las personas los tiran. «Se puede considerar que, aunque el Serpis no presenta una ribera desnuda, el estado del bosque es deficiente», concluye el estudio.

En la misma línea se dibuja el diagnóstico sobre la diversidad de la fauna. La presencia de animales acuáticos detectados en esta zona de Beniarjó es bajísimo. «Casi no se observaron aves, excepto algún verderón y mirlo, muy comunes en toda la comarca, y ningún otro rastro de presencia de fauna excepto la observación de una rata común», figura entre las conclusiones de los estudiantes.

«Podemos considerar que debido a la falta de caudal, a la elevada presencia de especies exóticas vegetales en la ribera y a la baja biodiversidad apreciada, el tramo del río Serpis inspeccionado presenta unas condiciones generales desfavorables», indica el estudio dado a conocer por el Centre de Desenvolupament Rural.

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