El temporal de lluvia y viento que ha azotado durante esta madrugada la Comunitat Valenciana ha provocado serios problemas en la comarca de la Safor. En Tavernes de la Valldigna, como es habitual año a año, el mar se ha tragado la zona de arena del tramo más conflictivo de la playa de la Goleta, al norte del litoral vallero.

En Gandia, a primera hora de la mañana, se ha producido un importante colapso en las calles por culpa del tráfico, sobre todo en los accesos. La lluvia ha hecho que muchos recurrieran al coche particular para desplazarse a sus trabajos o dejar a los niños en los colegios. La unión de esos factores ha provocado un importante colapso en las calles de la ciudad.

Además, la rotura de un cable en la estación de ferrocarril de Sueca y el embalsamiento de agua en otros puntos de la red ha provocado retrasos de hasta 20 minutos en la línea C-1 de Cercanías entre Valencia y Gandia.

También en la capital comarcal, el temporal ha derribado al menos dos árboles, sin causar ningún tipo de daño personal ni material, y ha obligado cerrar el tráfico de barcos en el puerto de Gandia.

Durante la noche, efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos han trabajado en varios servicios relacionados con el viento y la lluvia. En la Safor, en el saneamiento de un toldo en Gandia, en recoger un árbol caído en Oliva y en Ròtova en la retirada de un árbol caído en una vía de servicio. Todos ellos sin daños personales.

Barx ha sido el municipio de la comarca que más lluvia ha registrado con 81 litros por metro cuadrado. En Gandia se han acumulado 60 litros, mientras que en Tavernes de la Valldigna los pluviómetros han recogido 48 litros por metro cuadrado.

La playa de la Goleta, otra vez

El temporal se ha llevado por delante, de nuevo, la playa de la Goleta. Pese a la regeneración de la arena llevada a cabo el pasado mes de abril por parte de la demarcación de Costas, las primeras lluvias del otoño ya dejaron su huella en la zona ubicada al norte del litoral vallero. Hoy, el fuerte temporal ha acabado por hacerla desaparecer del todo.

Este periódico ha podido comprobar cómo el agua del mar golpeaba directamente contra la fachada de las viviendas ubicadas en la primera línea de playa, dejando a la vista, en algunos casos, los cimientos de las construcciones.