La coincidencia de procesiones o actos religiosos que se celebran en la vía pública con las actividades lúdicas o el día a día de los bares y restaurantes ya ha generado más de una reflexión en distintos municipios, en el sentido de evitar que ambas actitudes, la religiosa y la lúdica, se mezclen, por considerar que rompe con el ambiente que se considera adecuado para las procesiones.
A diferencia de lo que ocurría hace años, ahora, y especialmente en las fiestas patronales del verano, los participantes en las procesiones desfilan muchas veces entre personas que no renuncian a la tradición de tomar el aperitivo o cenar en la calle.
Eso contrasta con lo que ocurría hace años, cuando generalmente la actividad lúdica de un municipio se detenía durante el tiempo en que las imágenes religiosas salían a la calle.
Por ser una ciudad eminentemente turística, en la Semana Santa de Gandia el «problema de imagen» no solo se produce en el Viernes Santo, sino en otros actos del día y de la noche. s. s. gandia
