El vecino de Bellreguard de 73 años atropellado el pasado miércoles por un camión de gran tonelaje cuando intentaba cruzar de una acera a otra en la N-332 a su paso por este municipio, falleció ese mismo día por la noche al complicarse las heridas sufridas con motivo del accidente. Aunque en principo se creía que solo tenía afectado el brazo, del que fue intervenido por el famoso cirujano Pedro Cavadas, un diagnóstico exhaustivo reveló heridas muy graves de las que finalmente no pudo sobreponerse, falleciendo horas después en el hospital de Manises, a donde había sido trasladado desde el Francesc de Borja de Gandia.

El incidente se produjo cuando el hombre trató de atravesar la N-332 por una zona que carecía de paso de peatones y al pensar que podría superar la hilera de vehículos con facilidad debido a la lentitud de la cola que en ese momento se formaba a su paso por Bellreguard.

Este hecho hizo que ayer, los alcaldes de los cuatro municipios afectados por el paso de esta transitada vía por sus cascos urbanos, el de Bellreguard, Joan Marco, l'Alqueria de la Comtessa, Salvador Femenía, Palmera, Álvaro Tur, y Oliva, David González, volvieran a exigir al Estado que ofrezca una solución a «un castigo que dura demasiadas décadas». Para ello reiteraron la necesidad de la liberación de la AP-7 a su paso por estos municipios, una medida que, al menos, aligeraría el paso de tráfico pesado.

«No podemos consentir que la carretera mate ni lesione a nadie más», ni tampoco «que la liberalización de la AP-7 sea aplazada una y otra vez», señalaron a través de un comunicado conjunto.

El desvío de la carretera nacional 332 a su paso por estos municipios es un proyecto reivindicado desde hace décadas, como recuerdan los cuatro dirigentes en su escrito, en el que, además, muestran su pésame y cercanía con la familia del vecino de Bellreguard fallecido.

«Son vidas humanas»

Finalizan el comunicado comprometiéndose a hacer llegar, «una vez más, a las administraciones competentes la necesidad y urgencia de la situación». «No es un capricho, son vidas humanas», sentencian.

El accidente del pasado miércoles pone de manifiesto la realidad que viven cada día los vecinos de estos municipios que padecen inseguridad, molestias por ruido y contaminación. Conocida es la historia de la panadería de Bellreguard que ha visto cómo en tres ocasiones un camión le ha arrancado el balcón de cuajo.