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apatía, toga, vino y figatells

apatía, toga, vino y figatells

Esta semana se cumplieron 100 años desde que el científico y pensador Albert Einstein presentara su teoría de la relatividad. Los que nos fuimos por la rama de ciencias lo hemos tenido presente en multitud de situaciones, pero este fenómeno en otros apartados lanzó muchos pensamientos que nada tenían que ver con la famosa equivalencia masa-energía. Yo me quedo con la siguiente: «En los movimientos de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento».

Los que entraron a la zona interior de alcaldía pudieron ver este eslogan presidiendo uno de los despachos. Hoy ya no lo preside físicamente, y por desgracia también ha desaparecido de la mente de los que nos gobiernan. Hoy, en Gandia se aplica a rajatabla lo que dice el reglamento al más puro estilo doctrina fundamentalista, se leen hasta las comas, de ahí las tonterías de quitar los toldos de las terrazas, ocupación de mesas con escuadra y cartabón, parar obras «toga» en hombro, que no se coma mortadela en los chiringuitos, o que no se pase dinero de unas partidas a otras, si no cuñan, sellan, leen y releen los «manguitos» que realmente son los que dirigen este aburrido y estancado Ayuntamiento.

Los asesores de la Sra. Diana Morant, al igual que ella, y lo digo con todo el respeto, no tienen ni flexibilidad ni imaginación, el objetivo de todos estos rescatados, unos de la nada y otros de almuerzos eternos, ha sido remover cajones, visitar medios, escribir artículos vomitando bilis infecta para devolver, y vivir de lo que ya proyectó el Gobierno del PP y está presupuestado, y destruir todo lo que puede sonar a éxito de futuro que tenga connotación, Arturo Torró o PP: Parque Acuático (con inversores comprometidos), campo de golf (con inversores manifiestos), Universidad Católica (con compromiso Arzobispado), Pecio, etc.

Con la excusas cobardes y pueriles de «no hay dinero o nosotros cumplimos la ley» se embisten la gabardina de la ignorancia más rancia, de la apatía propia, del que no sabe pero aparenta saber, parando así el tiempo y, por supuesto, el desarrollo social, laboral y la promoción económica.

Si la ley no tuviese varias interpretaciones no haría falta ni jueces ni abogados, no haría falta los recursos ni las alegaciones. La ley, las normativas y los decretos siempre tienen dos, tres o cuatro lecturas dependiendo de la voluntad, las ganas y del interés en solucionarlo, y la Sra. Diana Morant no tiene ni ganas, ni interés, y mucho menos voluntad en solucionar nada. De lo contrario no hubiese ido en busca del suculento sueldo de Diputación (más suculentas indemnizaciones por asistencia a comisiones, plenos, etc... en Gandia) antes que dedicar todo su tiempo a solucionar los problemas de las familias gandienses.

Permítanme por una vez que no sea optimista, pero con estos mimbres va a ser imposible hacer un digno cesto.

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