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Valiente desvergonzado

Valiente desvergonzado

Han pasado cinco meses desde que Gandia se ha quitado de encima los cuatro años de mentiras, impagos y operaciones más oscuras que han existido en la ciudad y que protagonizó el anterior gobierno del PP. Y sin embargo, hay quien parece que todavía no solo no ha asumido su nuevo rol, sino que todavía no ha conocido lo que es la vergüenza. Solo así se puede explicar que quien ha aumentado la deuda bancaria de Gandia en 120 millones de euros en cuatro años, ha dejado a deber 80 millones de euros a proveedores y se ha ido con una imputación por el caso Púnica bajo el brazo, siga firmando artículos de opinión presentándose como el salvapatrias de su propia ruina y buscando nuevos cómplices para sus desmanes.

Está visto que Arturo Torró vive en otra realidad paralela en la que tener imaginación es sinónimo de cometer una ilegalidad. Porque hay que tener la cara muy dura para que, en la misma semana en la que hemos sabido que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana ha declarado ilegales los presupuestos que su equipo de gobierno aprobó en 2013, él salga a acusar al actual gobierno de Gandia de no tener «flexibilidad ni imaginación». Pobre Albert Einstein, si levantara la cabeza y comprobara quién habla en su nombre...

Porque para Arturo Torró, cumplir la legalidad es, y cito textualmente, «una excusa cobarde y pueril». Seguramente por eso él se saltó las leyes a la torera y nos dejó un panorama realmente difícil de superar. Porque el que dijo que reduciría la deuda, la amplió en más del doble; el que dijo que reduciría el paro, lo aumentó en 1.000 personas más; y el que dijo que se había acabado el enchufismo, se llegó a gastar 300.000 euros mensuales en nóminas. Seguramente aplicó al Ayuntamiento su vasto conocimiento y experiencia empresarial, la misma de la que tanto alardeaba en 2011 y la que le ha llevado a estar incapacitado judicialmente para gestionar sus propios bienes.

Dice Arturo Torró que Gandia se hunde y el nuevo gobierno no hace nada. Sí, efectivamente, Gandia se hunde, y seguramente ya estaría en el fondo del mar si no fuese porque aquel 13 de junio dos fuerzas políticas pactamos un gobierno responsable y honesto con la ayuda de un concejal valiente que, como pregona su partido, Ciudadanos, prefiere gobiernos de nacionalistas antes que de corruptos. Corruptos e irresponsables. Porque el presupuesto de 2014, que además se prorrogó en 2015, correrá la misma suerte que el de 2013. Resultado: cuatro años de gobierno con tres presupuestos ilegales. Y tan panchos.

Dice Arturo Torró que las empresas ya no quieren invertir en Gandia por quién la gobierna. Efectivamente, muchas empresas han dejado de estar interesadas en la ciudad y nos está costando mucho convencerlas de que las cosas han cambiado. Pero es normal que salieran espantadas de aquí viendo la ingente deuda que amasó el anterior gobierno con proveedores de todos los tamaños. Desde los más grandes, como FCC, a la que dejó a deber más de 16 millones de euros (unos 2.500 millones de las antiguas pesetas), hasta los más pequeños, como la papelería que suministra periódicos al ayuntamiento.

Y con esta tarjeta de presentación, ¿cómo se atreve a invitar a alguien a la senda del progreso y la gestión? Usted ha arruinado Gandia y ha hipotecado el futuro de los gandienses mientras pagaba a manos llenas folletines de Sociedad y Política, entrevistas semanales en la televisión o facturas que ahora investiga el juez por posible financiación ilegal de su partido. Ganó las elecciones a golpe de talonario y así estamos. Usted ya ha saqueado bastante esta ciudad con la complicidad de sus 12 compañeros de la legislatura pasada, de los cuales repiten 9 en la actual. Por suerte, en Gandia mucha gente ya sabe que permitir que ustedes vuelvan a gobernar es ser cómplice de la banda mafiosa que ha vaciado las arcas de la ciudad y las ha dejado llenas de deudas imposibles de pagar. Efectivamente, Julio Iglesias tenía razón: es usted un valiente. Pero un valiente desvergonzado.

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