La puesta en marcha, ahora sí a pleno rendimiento, de la actividad agrícola que, en la Safor, se centra en la citricultura, unido a los primeros contratos para atender el comercio y su frenética actividad en las fechas previas a la Navidad, han dado una alegría al mercado laboral. En esta comarca durante el pasado mes de noviembre el número de desempleados se situó en 16.250, lo que significa 734 menos que el mes anterior. Si se mira la evolución de todo el año el dato es aún más positivo, dado que son casi dos mil menos de los que había inscritos en las oficinas del Servef en noviembre de 2014.

Los datos, casi siempre fríos, vuelven a ocultar que se trata de empleo temporal y, en gran medida, precario. La actividad agrícola en esta comarca tiene fecha de caducidad debido a la excesiva dependencia de la naranja, y cuando pase la temporada de recolección y comercialización esas mismas personas que ahora han encontrado un empleo tendrán que buscarse otro.

En el caso del sector terciario, el comercio sigue una tónica similar, dado que la mayoría de contratos realizados ahora durarán hasta que pase la gran demanda de compras que generan estas fiestas y, a lo sumo, la posterior campaña de rebajas o de ofertas.

No hay, y ahí está la pésima noticia, creación de puestos de trabajo en el sector industrial, que generalmente es de mayor duración y que contribuiría a poder hablar de una buena marcha en el mercado laboral.

El mayor descenso del paro en noviembre se produjo en Tavernes de la Valldigna, con 225 inscritos menos, casi tantos como en Gandia. Eso se debe a la mayor dependencia del sector agrícola en la economía local.

Casi de forma matemática,se mantiene que alrededor de la mitad de los parados de la Safor son de Gandia, dado que se corresponde con su peso demográfico en el conjunto de la comarca.

A las puertas de unas elecciones generales que en gran parte van a centrar su debate en la creación de empleo, los dos grandes sindicatos, UGT y CC OO, ha vuelto a poner sobre la mesa la precariedad del empleo que se crea y su corta duración.

De la misma manera, las centrales sindicales ponen el grito en el cielo porque se sigue avanzando en la desprotección de las personas y las familias que se quedan sin empleo. En estos momentos la tasa de cobertura de quienes perciben una ayuda para paliar el desempleo se aproxima al 47 % o, dicho al revés, la mayoría de los parados no cobran ninguna prestación. Es el peor registro histórico.