Seis jabalíes muertos. Ese es el balance de la batida mediante el procedimiento del «gancho» que el domingo tuvo lugar en la zona del barranco de la Serra, en el término de Xeraco, que tenía como objetivo reducir la población de estos cerdos salvajes, considerados ya como una plaga en algunas áreas cercanas a las montañas. Aunque no supongan un peligro para las personas, estos animales causan daños a las propiedades agrícolas y accidentes de tráfico cuando invaden carreteras y caminos.
La batida, organizada por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana y autorizada por la Generalitat, tuvo lugar durante la jornada del domingo, y, según señalaron ayer a este periódico responsables municipales y cazadores que participaron en la misma, no hubo incidentes pese a la polémica que se había generado.
La acción de los perros y las escopetas logró que se abatieran seis animales, un balance que, según reconocen en todas partes, es pobre si se tiene en cuenta la gran población de jabalíes que merodea por las montañas situadas entre Xeresa, Xeraco y la Valldigna.
Para evitar problemas, efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil controlaron el área acotada para la caza, pero no hubo ninguna concentración de protesta, en contra de lo que algunos habían pronosticado.
Concluida la batida, la polémica se mantiene. Para los cazadores, es una forma más de intentar mantener a raya a la población de jabalíes. Para los defensores de los animales, constituye una acción cruel que, además, resulta muy poco eficaz para controlar el exceso de población, y para muestra el caso de Xeraco, con seis ejemplares abatidos pese a las denuncias de que existen cientos de animales por esa misma zona. Los animalistas consideran que, de ser necesario, deben usarse otros métodos, como la esterilización de hembras o sustancias anticonceptivas.
De momento no están previstas nuevas autorizaciones para cazar jabalíes en Xeraco. Como publicó este periódico, la polémica se generó a raíz de la reciente aprobación de una moción en la que el ayuntamiento se declaraba contrario al maltrato animal. Los defensores de los animales criticaron que el consistorio permitiera esta batida al jabalí, pero el Gobierno local respondió que ni la autorizó ni figura entre sus competencias poder impedirla.
