En pleno año electoral había que tratar de enfadar lo menos posible a los alcaldes de los municipios, y, por supuesto, a los vecinos. Más, cuando se trataba de un tema tan delicado como el de la educación de los más pequeños. Tal vez eso debió pensar el Consell de la Generalitat cuando gobernaba el PP, que optó por ocultar, incluso al Gobierno local, que la licitación para la construcción del nuevo colegio de Piles, una infraestructura que se espera en la localidad desde hace más de 20 años, había caducado.
Según ha podido saber este periódico, no fue hasta el pasado mes de julio, ya con el nuevo Ejecutivo del PSPV y Compromís al frente de la Generalitat, cuando la información llegó al alcalde, David Morant (Independents per Piles). Y eso que la licitación, el trámite previo a la adjudicación de las obras, había dejado de estar en vigor en enero.
El proyecto se licitó a principios del año 2010. A partir de ahí solo quedaba que la Generalitat, gobernada por los populares hasta el pasado mes de junio, dispusiera de la partida presupuestaria para saltar al siguiente paso, es decir, la adjudicación de las obras y el consiguiente inicio de los trabajos.
Nada de eso se produjo, pese a los reiterados compromisos, y como este trámite cuenta con un plazo de caducidad de cinco años, a principios de 2015 quedó sin efecto. Lo normal en este caso habría sido que, o bien la Generalitat no hubiera dejado que caducara o, al menos, tenía que haber alertado a las autoridades locales, que aún enero pertenecían al PP. No solo no lo hizo, sino que a lo largo del año, hasta las elecciones de mayo, los responsables de la Conselleria de Educación, dirigida entonces por María José Català, siguieron reuniéndose con el alcalde, David Morant, y comprometiéndose a desbloquear el proyecto.
Las consecuencia directa de este ejercicio de dejadez puede ser un mayor retraso en el arranque de las obras. Aunque existe ya un proyecto, es muy probable que la actual conselleria, al frente de la cual está Vicent Marzà, quiera revisarlo y replantearse la dimensión y, sobre todo, el coste del nuevo centro educativo.
Se trata, al fin y al cabo, de un nuevo revés para un municipio que ha visto como varias generaciones han entrado y salido del colegio José Pedrós esperando un flamante edificio. En el municipio se creía, de forma equivocada, que ya se encontraba todo a punto para su construcción.
