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«Los resultados electorales muestran el conformismo de la sociedad»

«Los resultados electorales muestran el conformismo de la sociedad»

Ha vivido toda la campaña electoral desde Chicago, donde está afincado hace años. Pese a la lejanía siguió todo el proceso español al detalle, como consultor político que es. Aunque está más acostumbrado a trabajar en las elecciones americanas conoce a la perfección el sistema español y analiza los mensajes de cada partido en clave de marketing. Como le ocurrió a muchos expatriados, Rubén Figueres tampoco pudo votar. Se quedó esperando que le llegaran las papeletas.

Usted ha vivido las elecciones en España desde fuera, ¿cómo valora el resultado?

Tiene varias lecturas. Por un lado, positivo, con una nueva estructura política de España y el fin del bipartidismo. Por otro lado refleja también el conformismo de la sociedad, que sigue votando mayoritariamente a los dos partidos establecidos y a la política de la vieja escuela, de constantes descalificaciones y enfocada en las diferencias entre partidos en vez de en las similitudes.

Analizando las posturas postelectorales de las distintas formaciones, ¿estamos abocados a unos nuevos comicios?

No necesariamente. Ahora entramos en el juego político y en las negociaciones. Aquí van a influir mucho las personalidades de los candidatos. Si fuera solo por ideologías, la situación sería muy complicada, pero la voluntad que tenga cada uno de ceder a cambio de ganar otras cosas determinará el futuro.

¿A quién castigaría un nuevo proceso electoral?

Yo creo que al PSOE. Si hubiera elecciones nuevas lo más seguro es que IU y Podemos hicieran uso de la razón y se unirían. Ese sinsentido de ir por separado les costó un precio muy alto el pasado día 20. Si se unieran, y dada la ley electoral que tenemos, se convertirían en la segunda fuerza después del PP. Si este fuera el caso, un pacto con el PSOE podría darles la presidencia. El otro perjudicado seria Ciudadanos, cuyos resultados fueron algo menores a los esperados, y esto podría generar un movimiento de votos hacia PP y Podemos.

¿A qué equivale el éxito de Podemos?

Éxito entre comillas. Comparado con lo que tenían antes, es un gran éxito. Pero comparado con lo que podría ser dado su impacto, se convierte en un éxito relativo. La aparición de Podemos es la respuesta directa a un descontento generalizado de un gran sector de la población. El partido da voz a mucha gente que antes no la tenía. Y en mi opinión esa voz es aún más alta de la mostrada en las urnas, ya que mucha de esta gente prefirió seguir un camino más conservador y votar al PSOE. Por eso pienso que el éxito es relativo. Y de haberse unido con IU, hubieran conseguido establecerse como la principal fuerza de la izquierda.

¿Y el fracaso de Ciudadanos?

He de confesar que me llegó por sorpresa. Pensaba que iban a sacar más votos. Rivera me parece uno de los líderes más sólidos, si no el más sólido, de los que se presentaban en el contexto actual. Pienso que mucha gente que comparte sus ideas prefirió votar al PP ante el miedo a una victoria de la izquierda. En ese sentido la campaña electoral del PP (apelando al miedo a lo desconocido) fue un éxito rotundo.

Como consultor político, ¿qué partido cree que enfocó mejor su campaña electoral?

Desde un punto de vista de marketing, y vistos los resultados, la mejor campaña fue la del PP. Encontraron bien la vulnerabilidad de los emergentes y utilizaron bien los datos económicos (aunque fuera de una manera superficial) en su beneficio. Se hicieron eco de las dudas que generaba el posible ascenso de los partidos nuevos y consiguieron el voto de la gente más adversa al riesgo.

Aquí ha sido todo un acontecimiento que en algunos debates hayan participado cuatro candidatos, ¿demuestra eso que la democracia española aún no es suficientemente madura?

No recuerdo que hayan participado los cuatro candidatos en ningún debate. Me pareció bastante lamentable que el presidente eludiera esa responsabilidad. De todas formas, ese no es un problema principal de la democracia española, sino de un candidato concreto. Tenemos otros problemas más importantes como la alta fragmentación de las ideologías o la actual ley electoral.

¿Votó usted?

Como muchos otros españoles que residimos en el extranjero, no pude votar en estas elecciones. Las papeletas por correo nunca nos llegaron y, a pesar de que los consulados abrieron urnas para solventar ese problema, el día de las elecciones yo ya estaba en España y no se me permitió votar al no estar empadronado aquí. Ya sería hora de que hiciéramos uso de las tecnologías y se pudiera votar por internet.

¿A quién hubiera votado?

Pues iba a ser una decisión de último minuto entre los dos partidos emergentes. Mi voto no iba a estar basado en la ideología, ya que ambas me parecen validas, y la realidad es que hay muchos más puntos en común que opuestos, aunque nos centremos en ver las diferencias. Me interesa más la capacidad de transmitir ilusión y de representarnos que tengan los líderes. Y en ese sentido creo que tanto Iglesias como Rivera podrían tener esa capacidad.

¿Le atrae la idea de llevar una campaña de algún partido español?

De momento no. A pesar de que el nuevo panorama se me hace mucho más atractivo que el anterior, a nivel profesional no es financieramente viable. No descartaría consultar en cuestiones puntuales y de manera desinteresada con partidos en los que crea.

¿Las elecciones españoles se parecen cada vez a las americanas, donde el protagonismo lo tiene el candidato y no el partido?

No, sigue habiendo muchas diferencias fundamentales. El candidato tiene mayor protagonismo que antes pero sigue siendo el partido el eje principal. La falta de elecciones primarias y la existencia de múltiples opciones dentro de una ideología son diferencias clave. Y no quiero decir que el sistema americano sea mejor, pero quizás un término medio sería el óptimo.

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