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Un cordón para proteger a la víctima

El programa teje un sistema que controla, en cada fase, la situación de la mujer maltratada por su pareja

«Cuando yo entré por primera vez como concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Bellreguard pensaba que en mi pueblo no existía la violencia de género, que esto era como 'Los mundos de Yuppie' pero el primer día descubrí la realidad. Da igual lo grande o pequeño que sea el municipio, desgraciadamente, siempre hay casos de mujeres maltratadas». Son las palabras de Dora Salavert. Tras un paréntesis de cuatro años, el pasado mes de junio, gracias a un pacto entre el PSPV y Compromís, volvió a ocupar un cargo que ya había desempeñado en la legislatura 2007-2011. Al poco de regresar, se puso manos a la obra para trabajar, junto al jefe de la Policía Local y la trabajadora social en un programa que sirviera para luchar, de forma efectiva, contra la violencia machista en el municipio. Ese plan ha sido premiado esta misma semana por el Ministerio de Sanidad por su atención a la víctima.

La clave está en el apoyo total que recibe la mujer de parte de ayuntamiento, policía, Guardia Civil, servicios sociales y cualquier otro agente implicado, desde el momento en que se detecta que es maltratada por su pareja.

La Policía Local acude a un domicilio por una denuncia de violencia contra una mujer. En ese mismo instante se activa el protocolo. Lo primero es acompañar a la víctima al centro sanitario para que sea sometida a una revisión y detectar posibles daños. Seguidamente se le explican todos los trámites que puede seguir para formular una denuncia y se le acompaña al cuartel de la Guardia Civil para presentarla formalmente.

Una de las principales singularidades del programa de Bellreguard es que ofrece, incluso, un lugar donde dormir a aquellas mujeres, muchas veces con hijos, que no tienen donde quedarse. No está sola ni un momento. Los agentes, incluso, acompañan a la víctima a su casa para que recoja efectos personales o bien, siempre bajo requerimiento judicial, acuden al domicilio para pedir al marido que lo abandone.

Tras la denuncia, el asunto pasa a manos de la trabajadora social, que le presta su apoyo en todo momento. El papel de la Policía Local se vuelve imprescindible. Son los mismos agentes los que se encargan de llevar a cabo un seguimiento. Periódicamente, acuden al domicilio y le realizan una serie de preguntas para comprobar que todo está bien.

Eso, siempre que el juez dictamine que se trate de una víctima con riesgo bajo. En caso contrario, el asunto pasa a la Guardia Civil.

Bellreguard dispone, además, de un teléfono directo propio de atención a las víctimas. Al otro lado hay voluntarios, personas sensibilizadas con el tema que prestan apoyo a las afectadas.

Salavert destacó que «este Gobierno y el alcalde tenían claro que la violencia de género era una cuestión prioritaria». Asegura que «el programa no se hizo para el premio sino para trabajar pero «bienvenido sea».

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