Al contemplar fotografías de personas conocidas que ya no están entre nosotros, aparecen tal cantidad de recuerdos que, por un instante, se produce en nuestra imaginación el milagro de volverlas a la vida.
Si colocáramos la foto en un estroboscopio, lograríamos verla en movimiento y si, además, creemos en las psicofonías, alcanzaremos a oír su voz e incluso veríamos con facilidad la película de nuestra vida junto al personaje de la foto.
Para jugar al juego de los recuerdos traigo aquí, en colaboración con Suso Monrabal, esta foto de 1950, tomada en el jardín de las Escuelas Pías con motivo del tercer centenario de la muerte de san José de Calasanz.
En ella, junto a don Joaquín Ballester, cofundador de Fontilles, y el escolapio Padre Crespo —de crespa cabellera y negra sotana nevada por la caspa— aparecen (de izquierda a derecha): el dentista Joaquín Bellver, el veterinario José María Gil, el médico Fabián Todolí, el abogado Rafael Perelló, el médico Vicente Pellicer, José Bru, el otorrino Jesús Fuster, Andrés Almiñana, el profesor José Merí y F. Llinares.
Supongo que sus descendientes y cuantos conocieron en vida a estos personajes, les revivirán ahora en su memoria y recordarán más de una anécdota.
Con este juego de los recuerdos ejercitaremos la memoria que, con el implacable paso del tiempo, va perdiendo facultades.
