Había ganas de fallas. Ha sido un año esperando, varios meses, los últimos preparando actos, cosiendo vestidos, llevando a la tintorería todos los elementos de la indumentaria o renovando vestuario, en definitiva, cogiendo aire para abrir las puertas a las fallas de 2016.

Las comisiones de Gandia, como cada año, no defraudaron. Miles de falleros ataviados con sus trajes tradicionales se lanzaron a la calle. La Federació de Falles programó una jornada para que todos los rincones de la ciudad se llenaran de fiesta. Y así fue.

La Crida, ese acto que con tanta ansiedad e ilusión espera toda Fallera Mayor de Gandia, marcaba anoche el inicio oficial de la fiesta en la ciudad y, por extensión, en toda la comarca de la Safor.

El balcón principal del Ayuntamiento se abrió de par en par para Raquel Díaz y Lluna García, las reinas de la ciudad que, por unos minutos, tuvieron a todo el colectivo fallero a sus pies.

Hacía fresco pero nada comparado con el año pasado, un día que ayer muchos aún recordaban con temperaturas casi polares. Las palabras de Raquel y Lluna sirvieron para llenar de calor una plaza que se venía abajo con cada, «que comence la festa». Al tiempo, los presentes arropaban a sus reinas en uno de los momentos álgidos de cuantos vivirán este 2016.

En la plaza, los presentes, totalmente entregados a la causa, vitoreaban y aplaudían a sus reinas.

En su discurso, Raquel quiso reivindicar el papel social de las fallas en la ciudad. Alabó los valores que caracterizan a todas y cada una de las personas que forman el colectivo. «Demostremos un año más que los falleros y falleras trabajamos por unos valores que son dignos del respeto de toda la sociedad», dijo. Apuntó aspectos como la solidaridad, que se ejemplifica «colaborando y organizando actos para los más necesitados. Respetamos y dignificamos nuestra cultura, nuestra lengua y nuestras tradiciones, en nuestros casales hay pluralidad y se trabaja de forma conjunta por un fin común».

Con el acto de ayer se abre una etapa en la que «es momento de hacer visibles nuestros esfuerzos para que cada minuto invertido pase a ser un instante de satisfacción», proclamó la Fallera Mayor.

Raquel, además, quiso darle un carácter reivindicativo a su intervención. «Confirmemos que somos merecedores de obtener el reconocimiento internacional como patrimonio Inmaterial de la Humanidad».

Para terminar pidió a los falleros gandienses «abrir las puertas de los casales y que el aroma de las fallas inunde todos los rincones de la ciudad» y dio continuidad a su discurso reclamando que «la solidaridaridad, el respeto, la dignidad y la pluralidad continúen abanderando esta fiesta».

«Un regal maravilloso»

Antes de Raquel, había dado la bienvenida a las fallas Lluna Garcia. La Fallera Mayor infantil invitó a todos los niños y niñas de la ciudad «a disfrutar de un regalo maravilloso que nos ha hecho nuestra cultura, el cual debemos prepararnos para seguir haciéndolo grande». Recordó que «nosotros somos el presente y el futuro de las fallas» e instó a los presentes, falleros y vecinos de la ciudad, a «escuchar la música, bailar a su compás, participar en las cabalgatas, divertirse en la noche de les 'albaes', acercarse a los casales y participar de todas las actividades». En la línea de reivindicar el papel de las fallas en la sociedad que también siguió Raquel, Lluna pidió «demostrar a los mayores que las fallas son una gran escuela de convivencia y nosotros los mejores alumnos».

El acto lo cerró la alcaldesa de Gandia, Diana Morant, que vivía su primera Crida desde que asumió el cargo el pasado mes de junio. Morant inició su intervención recordando que «soy una de vosotros» y explicó que «desde pequeña, he vivido esta fiesta con total intensidad». Aprovechando la presencia del pregonero, Ricard Camarena, utilizó un símil de cocina para indicar que «las fallas, cuando las pruebas, no puedes darles solo un bocado, te acabas el plato».

La alcaldesa alabó la capacidad del colectivo para «estar siempre a la altura de las circunstancias», por ello, pese a que reconoció que «vienen tiempos complicados, de esfuerzos que debemos hacer todos», se mostró convencida de que «continuaremos al lado de esta ciudad, superando, de nuevo, los obstáculos».

Morant destacó que las fallas «son un motor económico». Para la alcaldesa, si algo tienen esta fiesta es «que es un colectivo solidario, personas y familias con los mismos sueños y preocupaciones que el resto».