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Tras los pasos del tren de los ingleses

Los doce municipios por los que pasaba el antiguo ferrocarril que unía Gandia y Alcoy acuerdan recuperar el proyecto de la vía verde del Serpis

El ferrocarril Alcoy-Gandia estuvo en funcionamiento entre 1893 y 1969, y es conocido popularmente como el tren de los ingleses debido a que fue una compañía británica la que tuvo la iniciativa de ponerlo en marcha para abastecer a la industria alcoyana del carbón que llegaba al puerto de la capital de la Safor. Después, no obstante, se amplió al transporte de pasajeros, mercancías y productos agrícolas.

Esta línea ferroviaria tuvo una gran trascendencia en su momento, dado que aparte de facilitar que las empresas contaran con la materia prima necesaria para su funcionamiento, también sirvió para estrechar lazos entre las comarcas alicantinas de l'Alcoià y El Comtat y la valenciana de la Safor. No en vano, el tren era muy utilizado para los desplazamientos a la playa, lo que ha motivado que todavía sean hoy numerosos los alcoyanos y vecinos de poblaciones cercanas que veranean en la costa gandiense y que disponen en la zona de apartamentos.

La ruta que recorría el tren de los ingleses, también denominado «xixarra», es de una excepcional belleza, lo que motiva que sean muchos los excursionistas que, tanto a pie como en bicicleta, recorren el itinerario, sobre todo en el tramo entre L'Orxa y Vilallonga, que concentra paisajes extraordinarios junto al cauce del río Serpis.

Con el objetivo de acondicionar todo el trazado, los doce municipios por los que pasaba el ferrocarril decidieron años atrás poner en marcha un proyecto de vía verde, que sin embargo la falta de apoyos económicos y la crisis propiciaron que quedase durmiendo en el fondo de un cajón.

Ahora, de nuevo, los mismos ayuntamientos han decidido recuperar el asunto, coincidiendo con la reactivación del Consorcio de las Comarcas Centrales Valencianas. Tuteladas por las poblaciones de mayor tamaño, Alcoy y Gandia, el resto de localidades, Cocentaina, Muro, Gaianes, Beniarrés, L'Orxa, Vilallonga, Potries, Beniflà, Beniarjó y Almoines, se han sumado con entusiasmo a una iniciativa que puede reportar indudables beneficios a nivel turístico. Para ello aprovecharán el proyecto redactado en su momento por el ingeniero de caminos Alfonso Jordà Aracil, que prevé acondicionar toda la ruta, señalizarla y recuperar los puentes desmantelados. Para la financiación se busca incluirlo en un programa del Ministerio de Medio Ambiente.

La ruta, de 53,3 kilómetros y un desnivel de 513 metros, fácil y sin grandes pendientes, arranca en Alcoy, municipio en el que una antigua locomotora a modo de monumento atestigua el lugar en el que se encontraba la estación. La ruta en el primer tramo es un tanto intrincada, toda vez que las calles del casco urbano y los polígonos industriales se superponen al trazado.

También la autovía interrumpe el itinerario a la altura de Cocentaina. A partir de ahí, la ruta ferroviaria ya es plenamente reconocible hasta la entrada a la Vila Comtal, donde la estación también ha desaparecido y el único elemento que recuerda la línea es la avenida del Ferrocarril.

Por este vial se circula hasta la llegada a la avenida Valencia, por la que se abandona la localidad y se enlaza con la pedanía de l'Alcudia, donde de nuevo se recupera el trazado ferroviario hasta Muro, que todavía conserva la estación en perfectas condiciones.

Desde ahí, y debido a que el puente que salvaba el río Agres fue desmantelado, hay que circular por carretera hasta la salida de la población, hasta enlazar de nuevo con la ruta y pasar primero por Gaianes, que conserva una caseta ferroviaria, y Beniarrés, donde el colegio ocupa los terrenos de la antigua estación.

El itinerario llega a continuación a L'Orxa, donde justo en la estación situada a los pies del castillo de Perputxent arranca el tramo más espectacular y fácilmente transitable del recorrido, por el Barranc de l'Infern, a orillas del río Serpis.

El trazado se interna por un paisaje de paredes verticales repletas de vegetación, en el que las formas caprichosas de las rocas otorgan al conjunto un aspecto mágico. Mención aparte merece el espectáculo fluvial, modificado y, en este caso para bien, por las infraestructuras hidráulicas. Un altísimo azud por el que cae en cascada el agua servía en su momento para conducir el caudal a la denominada Fàbrica de la Llum, una estación hidroeléctrica de corte clásico que se puede admirar más adelante. Después de atravesar larguísimos túneles, la ruta desemboca en el impresionante Circ de la Safor, un bello paisaje de montaña de características alpinas.

El camino llega a continuación a Vilallonga, donde se reconstruye la estación para un museo, y a Potries, donde hay una caseta del tren en ruinas. El itinerario, ya por carretera, conduce a Beniflà y a la estación de Beniarjó, hoy reconvertida en casa de la juventud, antes de llegar a Almoines, donde la asociación Tren Alcoy-Gandia tiene un museo y un circuito con el trazado y trenes a escala. Tras pasar por un puente que todavía se conserva en pie y que salva el Serpis, se entra en Gandia, donde la antigua estación se ha reconvertido en biblioteca. Desde allí al puerto, que marca el final del itinerario.

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