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«Tan importante es no caer como volver a levantarse»

Pla lamenta la permisividad social con las drogas y los establecimientos que hacen negocio con estas sustancias

«Tan importante es no caer como volver a levantarse»

Un adicto a las drogas es más vulnerable al consumo esporádico o social que pueda hacer cualquier persona sana de estas sustancias, y por tanto incapaz de controlar la situación en el caso de que las vuelva a tomar tras un periodo de abstinencia. Y la sociedad no ayuda, precisamente, a mantener lejos las drogas, incluso las hay legales como el alcohol o el tabaco, por lo que son los adictos quienes cada día deben hacer un ejercicio de voluntad para no recaer. Para recordárselo está Vicent Pla, que trabaja como terapeuta en Proyecto Hombre desde hace 25 años y coordina el centro de día de Gandia, donde se reúnen tanto pacientes como sus familiares en grupos de autoayuda.

¿Cómo se debe considerar la adicción a las drogas?

Durante mucho tiempo se pensaba que era un problema moral, un vicio. Pero la adicción, a las drogas o al juego, es un trastorno crónico y recidivante. Esto último quiere decir que se pueden producir recaídas, aunque no tiene por qué. Si no se consume, no hay síntomas. Lo que diferencia al adicto es la ausencia de control; van con la idea de hacerse dos y se toman 60, no saben parar.

Durante el programa de Proyecto Hombre procuran el desarrollo integral de la persona.

El adicto tiene una dificultad muy grande para disfrutar con otra cosa que no sea el consumo de drogas, por eso aquí les animamos a hacer otras actividades, como deporte o excursiones al aire libre, y les enseñamos habilidades sociales para empatizar y no tener que relacionarse siempre con un porro o con un cubata en la mano.

¿Cómo actúan en el cerebro las diferentes sustancias?

Todas las drogas producen el mismo efecto en el sistema de recompensa cerebral, aunque cada una tiene una vía de entrada diferente. Por ejemplo, la cocaína es la que más ataca y produce una falsa sensación de euforia, y la heroína es más relajante. En muchas ocasiones hay policonsumo.

¿Cuáles son las etapas de la adicción?

Hay cuatro grandes periodos. Una es la «precontemplación»; aquí la gente de alrededor le avisa, pero el adicto piensa que es capaz de dejarlo cuando quiere, es una fase de luna de miel. La segunda es la de «contemplación»; el adicto es consciente de que tiene un problema, pero eso no quiere decir que esté dispuesto a dejar las drogas, se marca fechas límite que siempre aplaza cuando se acercan; se dice a sí mismo «un día de estos»... y nunca llega. La tercera es la de «toma de decisión». Aquí ya la persona quiere dejarlo. La cuarta etapa es la de «acción», donde la persona empieza a realizar los cambios físicos y psicológicos necesarios para mantener la abstinencia; por ejemplo ya practica deporte o cambia de amistades. El problema es que, una vez llegado a este punto, está el riesgo de que se canse, baje la guardia, y tenga una recaída. Yo siempre acabo mis sesiones con el mismo mensaje, les digo que tan importante es no caer nunca más como volverse a levantar si esto se produce. O eso, o un deterioro mental progresivo, porque no tienen otra opción.

El dinero es una pieza clave.

Muchos adictos calculan el dinero en función de la cantidad de droga que pueden comprar; por ejemplo ellos no piensan que llevan 25 euros en el bolsillo, sino que con ese dinero se podrían comprar medio gramo de coca. Para el adicto el dinero es el estimulo condicionado por excelencia, como la campana en el experimento de los perros de Pavlov. Y luego ponen muchas excusas; se inventan mentiras para no tener que explicar en qué se han gastado realmente el dinero.

¿La ayuda a un adicto debe ser total o condicionada a que vaya superando su abstinencia?

Siempre condicionada a que vayan cumpliendo unos objetivos. Lo primero que suele pedir un adicto es una ayuda económica, pero no les hacemos ningún favor si le pagamos sus deudas. Debemos exigirle que haga lo que buenamente pueda para superar su adicción, aquello que esté en su mano. Y si no es capaz de dejarlo en su casa, pues tendrá que hacerlo en un entorno protegido, como un centro de día, una comunidad terapéutica o una vivienda tutelada. Tan perjudicial es sobreprotegerlo como pasar de él y no ayudarle.

Comenta que la adolescencia es la etapa más crítica en la cual se puede desarrollar una adicción para toda la vida.

Sí. La última parte del cerebro que se desarrolla es la corteza prefrontal, y lo hace justo en esta etapa de la adolescencia. Se trata de un área que nos hace tomar las decisiones adecuadas, valorar las consecuencias de nuestros actos por encima del deseo. Y en cambio el área neuronal del placer la acaban de «estrenar», por eso son tan vulnerables. Hay estudios que vinculan el consumo del cannabis con la aparición de esquizofrenia en adolescentes.

Como coordinador del Proyecto Hombre habrá visto muchas desgracias e incluso muertes por suicidio. A pesar de ello, lanza un mensaje optimista: de la droga se puede salir.

He visto un poco de todo, muchas recaídas y también gente con una capacidad de superación espectacular. Pero, como decía antes, se puede vivir sin síntomas. La adicción con tratamiento y evitando el contacto con la sustancia es como una alergia o como el que es celiaco o diabético.

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