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«Esto es la punta del iceberg de lo que hay fuera»

El doctor Olcina advierte que sólo un 10 % de los adictos pide ayuda y entra así en la red asistencial pública

«Esto es la punta del iceberg de lo que hay fuera» josep camacho

El doctor Pepe Olcina, responsable de la UCA-UA de Gandia y dedicado a este tipo de pacientes desde hace más de 30 años, reconoce que estos datos representan tan sólo «la punta del iceberg, una mínima parte de lo que hay fuera». Olcina aclara que son cifras «asistenciales y no epidemiológicas, es decir, se refieren a las personas que ya han venido a pedir ayuda a los servicios sanitarios».

Sin embargo, se calcula, por diversas encuestas en varios países, que el 90 % de los adictos nunca ha iniciado un programa de desintoxicación ya que no reconoce que tiene un problema.

Las UCA y las UA son las únicas unidades del sistema público de salud autorizadas a derivar a los pacientes a otros recursos asistenciales externos como las unidades de desintoxicación hospitalaria (sirven para superar un síndrome de abstinencia y en Valencia sólo hay dos; en el Arnau de Vilanova y en el Clínic); comunidades terapéuticas; o centros de día como el que ofrece Proyecto Hombre. En Gandia tanto la UCA como la UA están situadas en el ambulatorio de Corea y tiene adscritos seis sanitarios: dos psiquiatras, dos psicólogos y dos enfermeras. Los datos expuestos en el balance de notificaciones quizá se aproximen más a la realidad en el caso de los adictos a las drogas sedantes, como la heroína o el alcohol, ya que es más frecuente que estos últimos pidan ayuda por los efectos perjudiciales que causan estas sustancias en el organismo, frente a los de las estimulantes, como la cocaína, el éxtasis o las anfetaminas, cuya dependencia pasa más inadvertida.

Ahora bien, incluso con los pacientes que ya están dentro de este circuito asistencial los sanitarios tienen que lidiar con otro problema frecuente en el difícil tratamiento de las adicciones. Según diversos expertos aproximadamente la mitad de los que acuden a la UCA-UA quiere mantener la abstinencia, pero la motivación de la otra mitad es sólo reducir su consumo. «Estos últimos son nuestro caballo de batalla», confiesa Olcina y añade que en este caso «es fundamental el apoyo de terapeutas, familia o amigos».

A esto se añaden las recaídas, que convierten el tratamiento casi en una espiral. «Por ejemplo, tras las pasadas fiestas navideñas me han recaído un montón de pacientes adictos al alcohol, por la tontería de brindar con una copita de champán», apunta Olcina. El especialista recuerda que, irremediablemente, «vivimos entre drogas, igual que vivimos entre contaminación, pero tenemos que mantener una gran fuerza de voluntad, para no caer, sobre todo los que están más predispuestos».

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