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El alcalde de Zarra acepta acoger el macrovertedero de las 5 comarcas

Rubio señala que desconoce las condiciones y que su municipio ya se ofreció en otras dos ocasiones Reconoce que plantas modernas como la que se quiere implantar no generan molestias

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El alcalde de Zarra, Juan José Rubio, se ha mostrado favorable a negociar la construcción en su municipio del vertedero proyectado para acoger los residuos tratados provenientes de las comarcas de la Safor, la Vall d'Albaida, la Costera, la Canal de Navarrés y la suya propia, el Valle de Ayora.

Esa posibilidad es la que ha planteado el presidente del Consorcio de Residuos (COR), Roger Cerdà, y permitiría anular la construcción de la gran planta y vertedero que se había proyectado en el término municipal de Llanera de Ranes, cerca de Xàtiva.

Ayer el alcalde de Zarra, Juan José Rubio, señaló a este periódico que es «favorable» a negociar la acogida del vertedero. Así, explicó que ya ha habido un primer contacto con el COR en el que supo de primera mano que había «consenso político» sobre la posibilidad de que fuese a parar a terrenos de su municipio.

Eso sí Rubio explicó que primero deberá «hablar con el presidente del consorcio y conocer las condiciones para el pueblo». Además, recordó que en otras dos ocasiones anteriores su ayuntamiento trasladó a la Generalitat su propuesta de ser sede del macrovertedero que finalmente se debía construir en Llanera de Ranes.

Juan José Rubio explicó que recientemente estuvo visitando, junto a otros alcaldes, la planta de Algímia d'Alfara y conoció de primera mano las técnicas actuales de tratamiento de la basura. «Me convenció ver el cómo funciona ahora el tratamiento de basuras. Veo la oferta de antes la de ahora y esto es otra cosa. Ahora está todo más controlado, los residuos se tratan de otra forma y hay un impacto mucho menor», argumentaba el alcalde.

A diferencia de lo que ocurre en comarcas como la Safor, la Vall d'Albaida o la Costera, donde la instalación de infraestructuras para el tratamiento de la basura ha sido casi siempre polémico, en el Valle de Ayora las cosas son distintas.

La explicación es clara. Por una parte, allí los municipios tienen inmensos términos deshabitados en los que una planta de basuras no causa problemas a la población porque están a kilómetros de los cascos urbanos.

Por otra, y no menos importantes, los alcaldes, y los ciudadanos, saben que acoger una planta de basuras acabará dando rendimiento en forma de dinero y de creación de puestos de trabajo.

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